
23 de julio de 2025 a las 03:20
Impacto de la ley de Trump en México
La administración Trump ha desatado una tormenta de incertidumbre económica con un agresivo paquete de reformas fiscales destinadas a financiar el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). El objetivo: incrementar el presupuesto de la agencia de 10 mil millones a la astronómica cifra de 100 mil millones de dólares para 2029. Si bien se presenta bajo la bandera del fortalecimiento de la seguridad nacional y las finanzas públicas, la realidad es que estas medidas podrían tener un impacto devastador en la economía mexicana y, paradójicamente, ahondar el déficit fiscal estadounidense.
La propuesta, ya aprobada por la legislatura, se cierne como una espada de Damocles sobre México, con consecuencias que van desde lo directo, como el impuesto a las remesas y el reforzamiento de la seguridad fronteriza, hasta lo indirecto, con el incremento de aranceles a productos clave. El impuesto del 1% a las remesas, aunque parezca mínimo, representa un golpe significativo a los más de 60 mil millones de dólares que anualmente fluyen hacia México, dinero que sostiene a millones de familias y que, ante un dólar fortalecido, verá mermado su poder adquisitivo. Imaginen el impacto en la economía local, en los pequeños negocios, en la capacidad de consumo de estas familias.
Pero la amenaza no se detiene ahí. La reactivación de disputas comerciales, como el arancel al tomate fresco mexicano, pone fin a un acuerdo de casi tres décadas y añade un 17% al costo de este producto esencial en la dieta de ambos países. Este tipo de medidas proteccionistas, lejos de fortalecer la economía estadounidense, terminan perjudicando al consumidor final y generando tensiones innecesarias entre socios comerciales.
Y la industria automotriz, pilar fundamental de la economía mexicana, también se encuentra en la línea de fuego. Aranceles del 25% a vehículos y autopartes que no cumplan con las reglas de origen del T-MEC representan un obstáculo considerable para un sector que genera miles de empleos y contribuye significativamente al PIB nacional. ¿Se han considerado las consecuencias a largo plazo de estas medidas? ¿Se ha evaluado el impacto en la cadena de suministro, en la competitividad de la industria, en la relación bilateral?
El acero y el aluminio, materiales cruciales para la construcción y la manufactura, también sufren el embate de estos aranceles, que oscilan entre el 25% y el 50%. Esto no solo afecta a los exportadores mexicanos, sino que también impacta a las industrias estadounidenses que dependen de estos insumos, generando un efecto dominó que podría desestabilizar aún más la economía global. Incluso la industria maquiladora en México, que a menudo importa temporalmente insumos para sus operaciones, se ve perjudicada por estas medidas.
Ante este panorama sombrío, Moody's pronostica una afectación del 1% en el Producto Interno Bruto mexicano, una cifra que se suma a las recientes proyecciones a la baja del Banco de México. ¿Estamos preparados para afrontar este escenario? ¿Qué estrategias podemos implementar para mitigar el impacto de estas medidas?
Afortunadamente, existen opciones. Los empresarios pueden, por ejemplo, adelantar la compra de insumos antes de la entrada en vigor de las reformas y revisar minuciosamente las normas del T-MEC para asegurar el cumplimiento y evitar sanciones. La diversificación de mercados, aprovechando los más de 40 tratados comerciales que México tiene con otros países, se presenta como una estrategia clave para reducir la dependencia del mercado norteamericano.
El plazo para alcanzar un acuerdo con el gobierno estadounidense y evitar el arancel general del 30% a las exportaciones mexicanas se agota. Es crucial actuar con rapidez y decisión, revisando las reglas de origen del T-MEC, identificando proveedores alternativos en México, Estados Unidos o Canadá, y explorando nuevas oportunidades en otros mercados. La diversificación y la adaptación serán claves para la supervivencia en este nuevo escenario económico.
Fuente: El Heraldo de México