
23 de julio de 2025 a las 05:35
El último adiós a Ozzy: Sabbath se despide
El silencio ensordecedor que ha caído sobre el mundo del rock es testimonio de la magnitud de la pérdida. Ozzy Osbourne, la voz que definió a una generación, el rostro inconfundible del heavy metal, ya no está entre nosotros. Sus compañeros de Black Sabbath, con el corazón roto, han compartido sus recuerdos más preciados, pintando un retrato íntimo de un hombre que, más allá de la leyenda, era un amigo, un hermano. Las palabras de Tony Iommi, cargadas de una incredulidad palpable, resuenan con la tristeza de una despedida inesperada. Ese último concierto en Villa Park, tan reciente, se convierte ahora en un tesoro, el último eco de una era dorada. ¿Cómo procesar la ausencia de una figura tan icónica? Iommi lo resume con una sencillez desgarradora: "Nunca habrá otro como él".
Geezer Butler, con la voz entrecortada por la emoción, nos regala una instantánea de la juventud compartida, de cuatro chicos de Aston que conquistaron el mundo con su música. "Nos divertimos mucho", recuerda, y en esa frase se condensa la alegría de una vida dedicada a la pasión, a la creación, a la hermandad. Ese último encuentro en Aston, un círculo que se cierra, un adiós premonitorio que ahora cobra un significado aún más profundo. El amor fraternal, expresado con un simple "Te quiero", adquiere una resonancia conmovedora.
Bill Ward, con la poesía que caracteriza sus letras, nos habla de un vínculo que trasciende lo terrenal. "¿Dónde te encontraré ahora?", se pregunta, buscando a su amigo en los rincones de la memoria, en los abrazos no dados, en las llamadas perdidas. La respuesta, plena de consuelo y dolor, la encuentra en su propio corazón, donde Ozzy vivirá para siempre. Su mensaje, extendiéndose más allá de la banda, abraza a Sharon y a la familia Osbourne, y a la legión de fans que hoy lloran la partida de su ídolo. "Nunca un adiós, gracias eternamente", una promesa de recuerdo imborrable.
La historia de Black Sabbath es la historia del heavy metal. Desde los humildes comienzos en Birmingham, en el crisol de la escena musical industrial, cuatro jóvenes trazaron un camino que transformaría el panorama del rock para siempre. Desde Polka Tulk Blues Band y Earth, la banda fue mutando, buscando su identidad, hasta encontrarla en la oscuridad, en los riffs pesados, en la atmósfera ominosa que los consagraría. La película de Boris Karloff, la observación de Geezer Butler sobre el morbo humano, la chispa de inspiración que dio origen a "Black Sabbath", la canción que lo cambió todo. Un nombre, un sonido, una leyenda en ciernes.
Vertigo Records apostó por ellos, y el álbum debut, grabado en un solo día con la urgencia de la creación pura, explotó en la escena musical como una bomba sonora. El mundo no estaba preparado para la crudeza, la potencia, la oscuridad visceral de Black Sabbath. Habían nacido los padres del heavy metal. Los conciertos, experiencias catárticas de sonido y furia, consolidaron su reputación. Ozzy, al frente del escenario, se convertía en el icono de una generación, el Príncipe de las Tinieblas que reinaría en el corazón de millones de fans. Su legado, inmortalizado en cada riff, en cada letra, en cada grito desgarrador, resonará a través del tiempo, un eco eterno en la historia del rock.
Fuente: El Heraldo de México