
23 de julio de 2025 a las 07:20
Desaparición en el Ajusco: ¿Conexión con caso Pamela?
La inquietante sombra de las desapariciones se cierne sobre el Ajusco, un paraje natural al sur de la Ciudad de México que, en vez de ser reconocido por su biodiversidad, se ha convertido en un símbolo de angustia y desesperación para familias que buscan a sus seres queridos. El reciente caso de Ana Amelí, estudiante de la UNAM con una pasión por el senderismo, ha reavivado la herida abierta que representa la desaparición de Pamela Gallardo en 2017, ambas desvanecidas en circunstancias similares en la misma zona, el Pico del Águila. La coincidencia escalofriante no solo subraya la vulnerabilidad de quienes transitan por este espacio natural, sino que también plantea interrogantes sobre la eficacia de las medidas de seguridad y la posible existencia de patrones delictivos que operan impunemente.
La búsqueda incansable de Ana Amelí, liderada por Protección Civil, Brigadas de Rescate y colectivos de personas desaparecidas, refleja la desesperación de una madre, Vanessa Gámez, que se aferra a la esperanza de encontrar a su hija con vida. Su clamor ha llegado hasta la presidenta Claudia Sheinbaum, exigiendo una investigación exhaustiva que no deje cabos sueltos. El testimonio del hombre que asegura haber visto a Ana Amelí en el Pico del Águila entre las 19:00 y 21:00 horas del día de su desaparición abre una línea de investigación crucial, pero también plantea la pregunta: ¿qué sucedió después? ¿Por qué nadie más la vio descender? La incertidumbre se alimenta de la falta de respuestas y la angustia crece con cada día que pasa.
La historia de Pamela Gallardo, desaparecida tras asistir al "Soul Tech Festival" en 2017, añade una capa adicional de complejidad al misterio del Ajusco. La proximidad geográfica entre el lugar donde fue vista por última vez y el Pico del Águila, apenas 7.1 kilómetros de distancia, sugiere una posible conexión entre ambos casos, una hipótesis que exige una investigación minuciosa por parte de las autoridades. ¿Se trata de simples coincidencias o existe un factor común que vincula estas desapariciones? La respuesta a esta pregunta es crucial para comprender la naturaleza del peligro que acecha en el Ajusco y para prevenir futuras tragedias.
Los datos de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) son alarmantes: 254 personas desaparecidas en la alcaldía Tlalpan entre noviembre de 2017 y julio de 2025. El hecho de que la mayoría de estas desapariciones se concentren en colonias aledañas al Ajusco no puede ser ignorado. Es imperativo que las autoridades implementen medidas de seguridad más efectivas en la zona, que incluyan mayor vigilancia, señalización adecuada y campañas de concientización para los visitantes. La seguridad de quienes transitan por el Ajusco no puede seguir siendo una moneda al aire.
Más allá de las cifras, cada desaparición representa una historia de dolor y angustia para las familias que buscan incansablemente a sus seres queridos. La sociedad civil también juega un papel fundamental en la visibilización de estos casos y en la exigencia de justicia. La solidaridad y el apoyo a las familias de las víctimas son esenciales para mantener viva la esperanza y para que la sombra de la impunidad no se extienda sobre el Ajusco. El llamado a la acción es urgente: es necesario convertir este espacio natural en un lugar seguro para todos, donde la belleza de la naturaleza no se vea opacada por el miedo y la incertidumbre.
Fuente: El Heraldo de México