
Inicio > Noticias > Desapariciones
24 de julio de 2025 a las 01:40
Desaparición de Ana Amelí: Últimos Mensajes al Descubierto
La angustia se palpa en el aire, un nudo en la garganta que aprieta con cada minuto que pasa. Vanesa Gámez, con la voz quebrada por la desesperación pero firme en su determinación, compartió con Lupita Juárez en "Noticias de la Tarde" la agonizante búsqueda de su hija, Ana Amelí, una joven estudiante de la UNAM de tan solo 20 años. Desde el fatídico 12 de julio, cuando Amelí se despidió para escalar el Pico del Águila en el Ajusco, el silencio se ha convertido en el peor enemigo de la familia. Un silencio que retumba con la ausencia, con la incertidumbre, con el miedo que carcome el alma.
Las palabras de las autoridades, como un jarro de agua fría, caen pesadas sobre la esperanza: las probabilidades de encontrar a Amelí en la montaña disminuyen con cada hora. Si bien la búsqueda física en el Ajusco continúa, la investigación se bifurca, explorando otros escenarios, otras posibilidades que nadie se atreve a pronunciar en voz alta. ¿Cómo pudo una joven, conocedora del lugar, desaparecer sin dejar rastro? ¿Qué caminos pudo haber tomado si no permaneció en la montaña? Las preguntas se agolpan, sin respuestas, atormentando a una familia que se aferra a la esperanza como a un clavo ardiendo.
La solidaridad, sin embargo, emerge como un bálsamo en medio del dolor. Los compañeros de Amelí en la UNAM, con la energía y la indignación propias de su juventud, organizan una marcha para exigir su aparición. Una marcha a la que se sumará Vanesa, no solo por su hija, sino por todas las familias que han sufrido la misma angustia, la misma impotencia ante la desaparición de un ser querido. "Nos vamos a apoyar," declara con firmeza, "nos sentimos igual de desesperados." Un grito de auxilio colectivo, un llamado a la conciencia, un clamor por la justicia y la paz. La marcha, aclara Vanesa, será pacífica, sin intenciones de dañar ni molestar. Solo buscan ser escuchados, que sus voces, unidas en un solo coro, resuenen en los oídos de quienes pueden ayudar a traer a Amelí de vuelta a casa.
El último contacto con Amelí fue un mensaje a su padre. Un mensaje que ahora, en retrospectiva, se lee con una carga de angustia insoportable. Había quedado con amigos para escalar, pero ellos no llegaron. Amelí, decidida, se aventuró sola. No era la primera vez que ascendía el Pico del Águila; conocía el terreno, se sentía segura. "Me voy de todas maneras," escribió. Mantuvo a su padre informado de su ascenso, enviando una última foto desde la cima: "Mira, aquí estoy." Dos simples palabras que ahora se repiten en la mente de Vanesa como un mantra, una prueba de vida que se desvanece con el paso del tiempo.
La súplica final de Vanesa es un desgarrador llamado a la colaboración ciudadana. Cualquier información, por pequeña que parezca, puede ser la pieza clave para resolver el misterio de la desaparición de Amelí. "Nuestra intención no es lastimar a nadie," repite con la voz entrecortada, "lo único que queremos es recuperar a nuestra hija con vida." El tiempo, implacable, corre en su contra. Cada segundo que pasa es una puñalada en el corazón de una madre que se niega a perder la esperanza. La búsqueda continúa, la lucha sigue, y la voz de Vanesa, amplificada por el amor y la desesperación, se alza en la noche, implorando el regreso de su hija.
Fuente: El Heraldo de México