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23 de julio de 2025 a las 22:10

Ciudadanos logran retiro de estatuas de Fidel y el Che.

La controversia en torno a la retirada de las estatuas de Fidel Castro y el Che Guevara en la alcaldía Cuauhtémoc continúa generando debate. Más allá de la simple remoción de unas efigies, este acto ha destapado una compleja discusión sobre la interpretación de la historia, el uso del espacio público y la legitimidad de las decisiones políticas. La Diputada Liz Salgado, del Partido Acción Nacional (PAN), argumenta que la decisión de la alcaldesa Alessandra Rojo de la Vega responde a peticiones ciudadanas y se enmarca dentro de sus facultades para la preservación del patrimonio cultural. Salgado cuestiona la catalogación de estas estatuas, erigidas en 2017, como "monumento histórico", desafiando a quienes se oponen a su retiro a presentar la documentación que avale tal afirmación. ¿Dónde está la declaratoria del INAH o del INBAL? ¿Quién es el responsable de su programa de manejo?, pregunta la diputada, poniendo en evidencia la aparente falta de sustento histórico para considerarlas patrimonio.

El argumento de Salgado se centra en la naturaleza misma de las figuras representadas. Para la diputada, Fidel Castro y el Che Guevara no encarnan los valores de libertad y democracia que defiende el PAN, contrastando sus figuras con las de Gandhi, la Madre Teresa de Calcuta o figuras nacionales como Benito Juárez o Francisco I. Madero. Desde su perspectiva, la indignación generada por el retiro de las estatuas revela una incongruencia en la izquierda mexicana, a la que acusa de ser "de rabanitos: muy rojos por fuera y muy blancos por dentro". Esta metáfora, cargada de simbolismo, busca ilustrar la aparente contradicción entre el discurso ideológico y las acciones políticas de la izquierda.

La diputada panista profundiza en esta idea al señalar la ironía de nombrar una colonia "Cuarta Transformación" en el Estado de México, con calles que hacen referencia a proyectos insignia del actual gobierno federal, como el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) o la Reforma Judicial. Para Salgado, esta nomenclatura contrasta con la crítica a la alcaldesa Rojo de la Vega por el retiro de las estatuas, sugiriendo una doble moral en el manejo del espacio público y la memoria histórica. ¿Es legítimo borrar nombres y símbolos del pasado que no se ajustan a la narrativa actual?, plantea implícitamente la diputada, abriendo un debate sobre los límites de la reinterpretación histórica y la instrumentalización política del espacio urbano.

El respaldo del PAN a la alcaldesa Rojo de la Vega se presenta como un acto de coherencia y firmeza en la gestión pública. Se destaca la importancia de escuchar a la ciudadanía y de actuar en consecuencia, presentando la retirada de las estatuas como una respuesta a las demandas vecinales. Este caso pone de manifiesto la tensión existente entre la preservación del patrimonio histórico y la reivindicación de determinados valores en el espacio público, un debate que trasciende el simple retiro de unas estatuas y que refleja las profundas divisiones ideológicas presentes en la sociedad mexicana. ¿Quién decide qué figuras merecen ser recordadas y qué símbolos deben ocupar nuestros espacios públicos? La respuesta, sin duda, seguirá generando controversia y alimentando el diálogo político.

Fuente: El Heraldo de México