
23 de julio de 2025 a las 17:50
Ciencia revela: Mayor inteligencia en hermanos mayores
La eterna disputa entre hermanos por quién es "el más inteligente" por fin tiene un nuevo capítulo, y la ciencia, como siempre, llega para poner un poco de orden en el caos familiar. Un reciente estudio de la Universidad de Leipzig ha desatado una ola de conversaciones al sugerir que los primogénitos tienden a obtener mejores resultados en pruebas de inteligencia. Pero antes de que los hermanos mayores comiencen a pavonearse, aclaremos algo fundamental: no se trata de una superioridad genética innata, sino del terreno que se cultiva en los primeros años de vida.
Imaginemos el cerebro como un jardín. Las semillas, los genes, representan el potencial, pero el sol, el agua y los cuidados, es decir, el entorno, determinan cómo florece ese potencial. Los primogénitos, al ser los primeros en llegar, a menudo reciben una atención más individualizada de los padres, una especie de "tutoría exclusiva" en sus primeros pasos cognitivos. Este ambiente propicio, rico en estímulos y responsabilidades tempranas –como ayudar a cuidar a los hermanos menores–, podría ser la clave de su ventaja en las pruebas de CI.
No se trata de desmerecer el papel de la genética, que sin duda influye. De hecho, investigaciones apuntan a que la madre, portadora del cromosoma X, podría tener un rol ligeramente más preponderante en la transmisión de genes relacionados con la inteligencia. Sin embargo, la ciencia es contundente: el ambiente familiar y social tiene un peso igual o incluso mayor en la construcción de la inteligencia. Pensemos en la estimulación temprana, la calidad de la educación, los vínculos afectivos, las experiencias sociales… todos estos factores moldean nuestro intelecto como un artesano moldea la arcilla.
Además, la inteligencia no se limita a un número en un test de CI. La brillante teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner nos recuerda que existen diversas formas de brillar. Algunos destacan en la música, otros en el razonamiento lógico, otros en la empatía y la inteligencia emocional. Cada individuo es un universo de posibilidades cognitivas, un mosaico único de fortalezas y debilidades. ¿De qué sirve ser un genio matemático si no puedes conectar emocionalmente con los demás? ¿O tener una prodigiosa memoria si te falta la creatividad para innovar?
Entonces, ¿quién es más inteligente? La respuesta, como casi siempre en la vida, es compleja y matizada. Los primogénitos podrían tener una ligera ventaja estadística, un pequeño empujón inicial, pero la carrera de la inteligencia es una maratón, no una carrera de velocidad. El desarrollo cognitivo es un proceso continuo, una construcción permanente que se nutre del aprendizaje, las experiencias y la interacción con el mundo. Así que, en lugar de competir por el título de "el más inteligente", quizás deberíamos enfocarnos en cultivar nuestro propio jardín mental, regando nuestras fortalezas y aceptando nuestras limitaciones. Al fin y al cabo, la inteligencia no es un trofeo que se gana, sino un potencial que se desarrolla a lo largo de toda la vida.
Fuente: El Heraldo de México