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23 de julio de 2025 a las 08:30

Adolescente atacado por cocodrilos: puente tendrá nuevas medidas de seguridad.

La tragedia ocurrida en Barra de Santa Ana, donde un joven de 14 años perdió la vida tras caer al santuario de cocodrilos, ha conmocionado a la comunidad y ha puesto en relieve la necesidad de reforzar la seguridad en la zona. El anuncio del alcalde Manuel Esquivel sobre la colocación de mallas de protección en la ciclovía del puente es un primer paso, aunque la preocupación por la durabilidad de estas medidas y su posible impacto en el flujo vial persisten. Esquivel reconoció el desafío que representa la conducta ciudadana, pues existe la posibilidad de que las mallas sean vandalizadas, como ha ocurrido en otras ocasiones. La disyuntiva entre la seguridad y la posible congestión vehicular generada por la instalación de mallas laterales es un tema complejo que requiere un análisis profundo.

La imagen del joven Andrés Alejandro, originario de Guanajuato, realizando avistamiento de cocodrilos momentos antes del accidente, es un doloroso recordatorio de la fragilidad de la vida y de la importancia de respetar las medidas de seguridad en lugares de alto riesgo. El hecho de que el cuerpo del adolescente haya sido arrastrado por los reptiles hacia los manglares, dificultando su recuperación, añade un componente de angustia a esta lamentable historia. La búsqueda, que se extendió por cuatro días e involucró a diversas corporaciones, incluyendo Protección Civil estatal y municipal, finalmente se declaró concluida sin resultados positivos, dejando a la familia sumida en la incertidumbre y el dolor.

Es importante destacar la aclaración de las autoridades municipales respecto a los rumores sobre la muerte de cocodrilos durante las labores de búsqueda. José Hernández, director de Seguridad Pública de Lázaro Cárdenas, desmintió categóricamente estas afirmaciones, explicando que los disparos realizados cerca de los reptiles tenían como único objetivo recuperar alguna parte del cuerpo del joven. La confusión generada por la información errónea subraya la importancia de la comunicación clara y precisa en situaciones de emergencia. El hecho de que los disparos no hayan tenido el efecto deseado y que el cocodrilo se haya sumergido en los manglares, añade un elemento de frustración a la ya compleja situación.

Este trágico incidente nos invita a reflexionar sobre la responsabilidad individual y colectiva en la prevención de accidentes. La señalización adecuada, la concientización sobre los peligros de la zona y la vigilancia constante son elementos clave para garantizar la seguridad de los visitantes. Además, es fundamental fomentar una cultura de respeto hacia la fauna silvestre, evitando cualquier tipo de interacción que pueda poner en riesgo tanto a los animales como a las personas. El caso de Andrés Alejandro debe servir como un llamado a la acción para que las autoridades y la comunidad trabajen en conjunto para evitar que tragedias como esta se repitan. El futuro del santuario de cocodrilos, un importante atractivo turístico de la región, depende de nuestra capacidad para encontrar un equilibrio entre la conservación del entorno natural y la seguridad de quienes lo visitan.

Fuente: El Heraldo de México