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23 de julio de 2025 a las 22:30

Adiós a una leyenda: El Congreso honra a Ozzy Osbourne.

Un estruendoso minuto de aplausos, inusual en los solemnes muros del Congreso mexicano, resonó ayer como un potente riff de guitarra eléctrica. El motivo: un homenaje a Ozzy Osbourne, el "Príncipe de las Tinieblas", leyenda del heavy metal, fallecido (erróneamente, como se aclararía más tarde) según la información que manejaba la Comisión Permanente. La noticia, difundida por el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez Luna, y secundada por Gerardo Fernández Noroña, presidente de la Mesa Directiva de la Comisión Permanente, generó una inesperada ola de reconocimiento al icónico vocalista de Black Sabbath.

Más allá de la confusión generada por el prematuro anuncio –Ozzy Osbourne, afortunadamente, sigue vivo–, el gesto abre una interesante ventana a la influencia transversal del rock y, específicamente, del heavy metal en la sociedad. Fernández Noroña, al solicitar el minuto de aplausos, lo calificó como un artista que "deja una huella imborrable en la historia de la música", una afirmación que, más allá del debate sobre géneros musicales, encuentra eco en millones de personas alrededor del mundo.

El eco de este homenaje resonó en redes sociales, donde la noticia se propagó con la velocidad de un solo de guitarra. La imagen del Congreso mexicano, un espacio tradicionalmente asociado a la política y el debate, rindiendo tributo a una figura del rock, generó sorpresa y comentarios de todo tipo. Desde la incredulidad inicial hasta la celebración del reconocimiento a un artista transgresor, las reacciones pusieron de manifiesto la penetración del heavy metal en diversos estratos sociales y generacionales.

El senador morenista, al destacar que "esta soberanía también tiene metaleras y metaleros", puso el dedo en la llaga sobre la diversidad cultural que existe incluso dentro de las instituciones. La música, en este caso el heavy metal, funciona como un puente que conecta a personas de diferentes ideologías y extracciones sociales. Un lenguaje universal que trasciende las barreras políticas y que, en este caso particular, encontró un espacio de expresión en el seno del Congreso.

Este episodio, aunque originado en una información errónea, nos invita a reflexionar sobre la influencia de la música en la cultura y la sociedad. Ozzy Osbourne, más allá de su personaje escénico y su controvertida trayectoria, ha dejado una huella imborrable en la historia del rock. Su música ha sido la banda sonora de generaciones y su figura se ha convertido en un ícono de la rebeldía y la transgresión. El hecho de que el Congreso mexicano, aunque por error, le haya dedicado un homenaje, es una muestra de la trascendencia de su legado. Un legado que, a pesar de los obituarios prematuros, sigue vivo y coleando, tan potente y vibrante como un riff de Black Sabbath. Y mientras Ozzy siga vivo, la llama del heavy metal seguirá ardiendo con la misma fuerza que en sus inicios. Un fuego que, como se demostró ayer, puede encenderse incluso en los lugares más inesperados.

Fuente: El Heraldo de México