La tragedia tiñó de luto la mañana del 22 de julio en la tranquila comunidad de Campo Los Toros, municipio de Chenalhó, Chiapas. Domingo Hernández, un hombre de 59 años cuya vida transcurría entre la labor cotidiana, encontró un final abrupto e inesperado al ser presuntamente atropellado por una camioneta perteneciente a la Fiscalía General del Estado. El suceso, que ha conmocionado a la comunidad, deja un profundo vacío y un clamor por justicia.

Según testimonios recogidos en el lugar de los hechos, Domingo se dirigía a su trabajo, caminando al borde de la carretera como solía hacerlo cada día. Nada hacía presagiar el fatal desenlace. La camioneta de la Fiscalía, por razones aún bajo investigación, lo embistió, arrebatándole la vida en el acto. La escena posterior al impacto dibuja un cuadro de consternación y rabia contenida. Los pobladores, testigos del terrible accidente, reaccionaron con celeridad. Impidieron la huida de los funcionarios a bordo del vehículo oficial, logrando detenerlos y trasladarlos a la presidencia municipal. Allí, ante la mirada expectante de la comunidad, fueron entregados a las autoridades comunales, en un claro mensaje de que la justicia local tomaría cartas en el asunto.

La Fiscalía General del Estado, por su parte, ha iniciado una carpeta de investigación para esclarecer las circunstancias que rodearon el fallecimiento de Domingo Hernández. Un grupo multidisciplinario de la Fiscalía de Justicia Indígena se ha desplegado en la zona, recabando pruebas y testimonios para determinar la responsabilidad de los involucrados. La presión social y la exigencia de justicia por parte de la comunidad de Campo Los Toros son palpables. El caso ha trascendido las fronteras del municipio, generando un debate sobre la seguridad vial y la responsabilidad de los funcionarios públicos.

El Fiscal General del Estado, Jorge Llaven, ha emitido un comunicado oficial en el que confirma la apertura de la investigación y asegura que se está trabajando para deslindar responsabilidades. Además, ha anunciado que se ha iniciado el proceso de reparación del daño a través de la aseguradora. Sin embargo, para la comunidad, ninguna indemnización podrá compensar la pérdida irreparable de Domingo. La herida abierta por este trágico suceso exige más que una compensación económica: demanda justicia, transparencia en la investigación y garantías de que un hecho similar no volverá a ocurrir.

La vida de Domingo Hernández se apagó de forma repentina e injusta. Su recuerdo permanece vivo en la memoria de sus familiares, amigos y vecinos de Campo Los Toros. El clamor por justicia resuena con fuerza, exigiendo que se esclarezcan los hechos y se aplique todo el peso de la ley a los responsables. Este caso se convierte en un símbolo de la lucha contra la impunidad y en un recordatorio de la importancia de la responsabilidad al volante, especialmente para aquellos que representan la autoridad. El futuro de la investigación determinará si se logra sanar la herida abierta en la comunidad y se hace justicia para Domingo.