La sombra de la indignación se cierne sobre el municipio de Jiquipilco, Estado de México, tras la detención del sacerdote Mario N, acusado de abuso sexual en agravio de dos menores de edad. La Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJCDMX) ha confirmado la aprehensión, desatando una ola de conmoción y repudio en la comunidad. Los hechos, ocurridos en 2023, según la denuncia presentada, relatan un escenario desgarrador: dos niños, de tan solo 8 y 13 años respectivamente, víctimas de la presunta perversión de quien se supone debía ser un guía espiritual.

El primer incidente, registrado en un inmueble ubicado en Atlacomulco, involucró tocamientos inapropiados a ambos menores. Posteriormente, se reportó una segunda agresión, esta vez de naturaleza física, dirigida al niño de 8 años, configurando así un segundo caso de abuso sexual. La Fiscalía, actuando con celeridad, ha procedido a la detención de Mario N, quien ya se encuentra en el Centro Penitenciario y de Reinserción Social de El Oro, a la espera de que un juez determine su situación jurídica.

Este caso, lamentablemente, se suma a la creciente lista de denuncias por abuso sexual contra menores, un problema que flagela a nuestra sociedad y que exige una respuesta contundente por parte de las autoridades. La confianza depositada en las figuras religiosas se ve profundamente vulnerada por actos como este, generando un profundo dolor e incertidumbre en las familias y la comunidad en general.

La investigación continúa abierta y se insta a cualquier persona que tenga información relevante sobre este u otros casos similares a que se presente ante las autoridades competentes. Es fundamental romper el silencio y garantizar que los responsables de estos crímenes atroces sean llevados ante la justicia. La protección de nuestros niños y niñas es una prioridad ineludible, y debemos trabajar juntos como sociedad para erradicar este flagelo que deja cicatrices imborrables en las vidas de sus víctimas.

El caso de Mario N no es un hecho aislado, sino un síntoma de una problemática compleja que requiere un abordaje integral. Es necesario fortalecer los mecanismos de prevención, brindar apoyo psicológico y legal a las víctimas y sus familias, y promover una cultura de denuncia que permita visibilizar estos crímenes y llevar a los culpables ante la justicia. La FGJCDMX ha reiterado su compromiso con la investigación exhaustiva de este caso, asegurando que se aplicará todo el peso de la ley. La sociedad espera que se haga justicia y que este caso sirva como un llamado a la reflexión y a la acción para proteger a la infancia de la depredación sexual.

Mientras tanto, en Jiquipilco y Atlacomulco, la consternación es palpable. La comunidad se pregunta cómo es posible que un sacerdote, una figura de autoridad moral, pueda cometer actos tan aberrantes. La fe se tambalea, la confianza se quiebra y la necesidad de justicia se clama con fuerza. El proceso judicial que se avecina será crucial para esclarecer los hechos y determinar la responsabilidad del acusado. La sociedad estará vigilante, exigiendo transparencia y que se haga justicia para las víctimas.