
22 de julio de 2025 a las 07:50
Oaxaca te espera: ¡Vive la Guelaguetza!
La magia de Oaxaca desbordó el Auditorio Guelaguetza, inundando con color, música y tradición a más de 11 mil almas que se congregaron para presenciar la primera función de los Lunes del Cerro. Un espectáculo vibrante, un crisol de culturas donde la hermandad de los pueblos indígenas y afromexicanos se hizo patente, confirmando una vez más por qué Oaxaca es el epicentro cultural de México.
Más allá del esplendor visual y la riqueza artística, esta edición de la Guelaguetza tuvo un significado aún más profundo. El espíritu solidario de las 16 etnias oaxaqueñas se unió en un abrazo fraterno para destinar lo recaudado por la venta de boletos a la reconstrucción de la Costa, devastada por el reciente paso del huracán Erick. Una muestra conmovedora de que la Guelaguetza, en su esencia más pura de "dar y compartir", trasciende la festividad para convertirse en un acto de apoyo mutuo y resiliencia.
Desde el primer acorde del himno oaxaqueño "Dios nunca muere", la atmósfera se cargó de emoción. La chirimía, con su melodía ancestral, marcó el inicio de un viaje a través de la diversidad cultural de Oaxaca. Patricia Casiano Zaragoza, representante de la Diosa Centéotl 2025, dio la bienvenida con un emotivo discurso que resonó en cada rincón del auditorio. Sus palabras, cargadas de simbolismo, recordaron la importancia de la Guelaguetza como una ofrenda a los pueblos originarios, una celebración de la vida, la música, el baile y la generosidad.
La presencia del gobernador Salomón Jara Cruz y la presidenta honoraria del Sistema DIF Oaxaca, Irma Bolaños Quijano, junto a representantes de embajadas internacionales y autoridades federales, subrayó la relevancia de esta festividad, no solo a nivel local, sino también nacional e internacional.
Las Chinas Oaxaqueñas de Casilda Flores, con la elegancia y alegría que las caracteriza, inauguraron el desfile de delegaciones con el Jarabe del Valle. Sus faldas floreadas, pañoletas y canastas de flores, junto a la música y los faroleros, crearon una estampa llena de color y tradición.
Cada delegación, proveniente de las ocho regiones de Oaxaca, compartió con orgullo su identidad. Desde el rito matrimonial de Santa María Teopoxco, hasta los sones jeremeños de Ciudad Ixtepec, pasando por la Danza de los Diablos de Collantes y la Boda tradicional triqui de San Juan Copala, cada presentación fue una ventana a la riqueza cultural de Oaxaca.
La Canción Mixteca, entonada con fervor por la delegación de la Heroica Ciudad de Tlaxiaco, unió las voces del público en un emotivo canto a la tierra. El Jarabe Usileño de San Felipe Usila contagió de alegría a los presentes, mientras que la majestuosa Danza de la Pluma de San Bartolo Coyotepec transportó a la audiencia a la época de la conquista.
La Flor de Piña de San Juan Bautista Tuxtepec, con sus vistosos huipiles, puso el broche de oro a una mañana llena de magia y color. La tradicional regada de frutas y productos locales, un gesto de generosidad que caracteriza a la Guelaguetza, fue el colofón perfecto para una celebración que reafirma la importancia de preservar y compartir las tradiciones.
La Guelaguetza 2025 no solo fue una fiesta, sino un testimonio vivo de la fuerza de la cultura oaxaqueña, una expresión de unidad y solidaridad que resonará en el corazón de quienes tuvieron la fortuna de presenciarla. Un legado que se transmitirá de generación en generación, manteniendo viva la llama de la tradición.
Fuente: El Heraldo de México