Nuevo León respira. Tras años de lucha contra la violencia, el estado empieza a ver la luz al final del túnel. Las cifras, frías pero esperanzadoras, hablan por sí solas: una drástica caída en los índices de homicidios dolosos y feminicidios nos permite afirmar que el trabajo coordinado está dando frutos. No se trata de magia, sino del esfuerzo conjunto y constante de la Mesa de Seguridad para la Reconstrucción de la Paz, una iniciativa que ha logrado unificar a los tres niveles de gobierno en un frente común contra la delincuencia.

La disminución del 82% en los feminicidios durante el primer semestre de 2025, pasando de 38 a tan solo 7 casos, es una victoria contundente que nos llena de esperanza. Detrás de cada número hay una vida salvada, una familia que no tendrá que sufrir la irreparable pérdida de una hija, una hermana, una madre. Esta reducción, la más significativa desde que se tipifica este delito, no es producto de la casualidad, sino de la implementación de estrategias focalizadas y de la dedicación de las autoridades para erradicar esta terrible lacra.

El panorama general también muestra signos de mejora. Los homicidios dolosos se han reducido a la mitad en tan solo un año, pasando de 799 casos en el primer semestre de 2024 a 427 en el mismo periodo de 2025. Esta cifra, aunque aún representa un desafío, confirma que la estrategia de seguridad implementada está en el camino correcto. La coordinación entre Fuerza Civil y las demás instancias de seguridad, tanto estatales como federales, ha sido clave para lograr estos resultados.

La participación activa de instituciones como la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana federal, la Secretaría de la Defensa Nacional, la Guardia Nacional, el Centro Nacional de Inteligencia, la Fiscalía General de la República y la Fiscalía General de Justicia de Nuevo León, en conjunto con las corporaciones policiales metropolitanas, demuestra que la unión hace la fuerza. El Grupo de Coordinación Metropolitana se ha convertido en un ejemplo de cómo la colaboración interinstitucional puede generar cambios positivos y tangibles en la seguridad de la ciudadanía.

Pero no podemos bajar la guardia. Estos avances, aunque significativos, son solo el primer paso. El compromiso de las autoridades debe ser permanente, fortaleciendo las estrategias de prevención, persecución del delito e inteligencia. La participación ciudadana también es fundamental. Debemos seguir colaborando con las autoridades, denunciando cualquier acto delictivo y construyendo una cultura de paz y legalidad.

Nuevo León está cambiando. La esperanza se respira en el aire. El trabajo coordinado, la perseverancia y la determinación de construir un estado más seguro están dando sus frutos. Continuemos por este camino, juntos, para consolidar la paz y la tranquilidad que todos merecemos. El futuro de Nuevo León se construye hoy, con el esfuerzo de todos.