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22 de julio de 2025 a las 16:05

Líneas del Metro con retrasos HOY 22 de julio

La lluvia, esa invitada inesperada que suele alterar la rutina citadina, parece haber dejado su huella en el corazón palpitante de la Ciudad de México: el Metro. Si bien el Sistema de Transporte Colectivo (STC) abrió sus puertas con la puntualidad acostumbrada, a las 5:00 am, recibiendo a la marea humana que busca su destino en el laberinto subterráneo, el rumor de retrasos e intermitencias se propaga entre los usuarios.

Las redes sociales, convertidas en el nuevo foro público, se llenan de testimonios que hablan de esperas prolongadas, de andenes atestados y de la incertidumbre que carcome la paciencia. En la Línea B, la queja es unánime: trenes fantasma que parecen desvanecerse en la oscuridad de los túneles, dejando a su paso la frustración de quienes cuentan los minutos sin ver pasar ni una sola luz. Veinte minutos, media hora, el tiempo se estira como un chicle en la boca de la impaciencia. En la Línea A, la historia se repite con un matiz distinto: el tren avanza a paso de tortuga, detenciones largas entre estaciones que se suman a la agonía del trayecto.

Mientras tanto, el hermetismo oficial alimenta la especulación. Las autoridades del Metro, a través de su cuenta oficial en X, informan sobre los tiempos de avance – optimistas, según los usuarios – pero guardan silencio sobre las causas de estas demoras. ¿Será la lluvia de ayer, que azotó con furia el sur de la ciudad, la responsable de este caos subterráneo? El silencio oficial deja espacio a las conjeturas, a las teorías que se tejen en los vagones atestados, en los andenes abarrotados, en la espera interminable.

La incertidumbre se suma a la angustia de llegar tarde, al estrés de la jornada que apenas comienza. El Metro, ese gigante de acero que transporta los sueños y las responsabilidades de millones, parece cojear esta mañana. La recomendación, ante la falta de información oficial, es la prudencia: consultar las redes sociales, estar atentos a los comunicados, armarse de paciencia y, sobre todo, salir con tiempo extra para evitar sorpresas desagradables.

Más allá de los reportes oficiales, la voz de los usuarios se alza, exigiendo explicaciones, demandando soluciones. En la era de la información instantánea, el silencio oficial se percibe como una falta de respeto, como una evasión de responsabilidades. La ciudad, que depende del ritmo incesante del Metro, contiene la respiración, esperando que el gigante de acero recupere su paso firme y devuelva la fluidez a la vida cotidiana. La lluvia, aunque ya se ha ido, parece seguir presente en los rieles, en los túneles, en la espera angustiosa de los usuarios.

Fuente: El Heraldo de México