
22 de julio de 2025 a las 03:40
Horror en Valle de Chalco: Bebé apuñalada
La oscuridad se cierne sobre el Estado de México. Dos casos, dos madres, dos infancias vulneradas. El contraste entre la vida que se da y la que se intenta arrebatar nos deja un nudo en la garganta. Por un lado, la historia de Luisa Abigail "N", quien tras dar a luz a su hija en la intimidad de su hogar, en la colonia Jardín, optó por un acto de inexplicable crueldad. Imaginen la escena: una criatura recién llegada al mundo, indefensa, depositada en una bolsa plástica, y luego, el horror del objeto punzocortante. ¿Qué pensamientos, qué demonios internos pueden llevar a una madre a atentar contra la vida que acaba de traer al mundo? La bebé, un símbolo de resiliencia, lucha por su vida en un hospital, mientras su futuro pende de un hilo. Nos aferramos a la esperanza de su recuperación, a la posibilidad de que encuentre un hogar lleno de amor y que pueda superar este traumático inicio. La justicia, por su parte, seguirá su curso. Luisa Abigail "N" ya se encuentra detenida, a la espera de que se determine su situación jurídica. ¿Qué castigo puede ser suficiente para un acto semejante? ¿Cómo sanar las heridas invisibles que este acto dejará en la sociedad?
Pero este no es un caso aislado. La sombra de la violencia se extiende a Atlacomulco, donde otro horror se ha destapado. Un hombre, cuya identidad aún se reserva, ha sido detenido por el presunto abuso sexual de dos menores de edad. El 27 de julio de 2023 quedará marcado en la memoria de estas víctimas como el día en que su inocencia fue violentada. La Fiscalía General de Justicia del Estado de México ha actuado con celeridad, llevando a cabo las investigaciones pertinentes y logrando la detención del presunto culpable. Ahora, tras las rejas del Centro Penitenciario y de Reinserción Social, espera el juicio que determinará su futuro. Sin embargo, la detención no borra el dolor, no cura las cicatrices emocionales. ¿Cómo reconstruir la confianza en un mundo donde la seguridad de los más vulnerables se ve amenazada? ¿Qué medidas podemos tomar como sociedad para prevenir estos actos atroces?
Estos dos casos, aunque distintos en su naturaleza, comparten un denominador común: la vulnerabilidad de las víctimas. Niños y niñas, seres en pleno desarrollo, expuestos a la crueldad de un mundo que debería protegerlos. Es un llamado a la reflexión, a la acción. No podemos permanecer indiferentes ante estas realidades. Debemos exigir justicia, sí, pero también debemos trabajar en la prevención, en la educación, en la creación de entornos seguros para nuestros niños. El futuro de nuestra sociedad depende de ello. No podemos permitir que la oscuridad se imponga. Debemos ser la luz que guía a nuestros niños hacia un futuro mejor. La esperanza, aunque a veces tenue, debe ser nuestro motor. La lucha por la justicia y la protección de la infancia, nuestra bandera.
Fuente: El Heraldo de México