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22 de julio de 2025 a las 07:50

Hombre muere tras golpiza en anexo de Aguascalientes

La tragedia ha teñido de luto las paredes del centro de rehabilitación "Sanando mis Alas", ubicado en la calle Defensa India de la colonia Lomas del Ajedrez, Aguascalientes. Lo que debía ser un refugio para Ezequiel “N”, de 45 años, en su lucha contra la adicción, se convirtió en el escenario de su muerte. El pasado 19 de julio, la promesa de una nueva vida se apagó abruptamente, dejando tras de sí un mar de preguntas y un profundo dolor para su familia.

Imaginen la escena: la mañana se abre paso en el anexo, decenas de personas en rehabilitación inician sus rutinas, compartiendo un mismo objetivo: la recuperación. Pero la voz de Ezequiel no se escucha. Sus compañeros, extrañados por su silencio, intentan llamarlo, pero la respuesta es un vacío desgarrador. La inquietud se transforma en alarma, y las autoridades locales son alertadas. La confirmación llega como un mazazo: Ezequiel ha fallecido.

El parte médico revela la brutalidad del suceso: golpes contundentes que destrozaron sus órganos internos. Una imagen que contrasta cruelmente con la esperanza que lo llevó a internarse apenas cinco días antes, el 14 de julio. Impulsado por su familia, Ezequiel buscaba liberarse de las cadenas del alcoholismo, anhelaba un nuevo comienzo, un futuro diferente. ¿Cómo pudo transformarse ese anhelo en una tragedia de tal magnitud?

El Servicio Médico Forense trabaja arduamente, recabando pruebas, buscando respuestas en los silenciosos testigos de la escena. La investigación se adentra en los laberintos del anexo, buscando desentrañar lo ocurrido entre el 17 de julio, fecha en que Ezequiel, según los guardianes, dejó de comer, y la fatídica mañana del 19. ¿Qué sucedió en esas 48 horas? ¿Fue víctima de la violencia? ¿De la negligencia? ¿O ambas?

La familia de Ezequiel, sumida en la desesperación, exige justicia. La promesa de sanación se ha convertido en una pesadilla. La imagen de un hombre buscando ayuda, transformándose en la de un cuerpo sin vida, marcado por la violencia. El caso de Ezequiel “N” no es solo una tragedia individual, es un llamado de atención sobre la necesidad de una supervisión más estricta en los centros de rehabilitación, sobre la importancia de garantizar la seguridad y el bienestar de quienes buscan una segunda oportunidad. Es un recordatorio de que la lucha contra las adicciones debe librarse en un entorno seguro y humano, donde la vida, por encima de todo, sea respetada y protegida. ¿Qué medidas se tomarán para evitar que esta historia se repita? ¿Cómo podemos asegurar que "Sanando mis Alas" y otros centros similares, realmente cumplan su promesa de sanación y no se conviertan en escenarios de muerte? El futuro de muchos depende de las respuestas que encontremos hoy.

Fuente: El Heraldo de México