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22 de julio de 2025 a las 08:10

Guelaguetza 2025: ¡Cierre espectacular!

La magia de Oaxaca deslumbró una vez más al mundo. El Auditorio Guelaguetza, como un crisol de culturas vibrantes, fue testigo de la culminación de la primera función de Lunes del Cerro 2025. Más de 11 mil almas, unidas por la pasión por la tradición, se congregaron para presenciar un espectáculo que trascendió lo artístico y se convirtió en una oda a la identidad, la hermandad y la resiliencia.

Desde las imponentes montañas hasta las costas bañadas por el sol, Oaxaca desplegó su riqueza cultural en una sinfonía de colores, sonidos y movimientos. Las delegaciones, representantes de las ocho regiones, ofrendaron al público no solo su talento, sino también la generosidad de un pueblo que se levanta unido ante la adversidad. La decisión de destinar lo recaudado por la venta de boletos a los damnificados del huracán Erick, es un testimonio del espíritu solidario que caracteriza a los oaxaqueños.

El eco del "Dios Nunca Muere", entonado con fervor patriótico, marcó el inicio de una jornada memorable. La Diosa Centéotl 2025, Patricia Casiano Zaragoza, con la fuerza y la dignidad que emanan de sus raíces mazatecas, fue la guía espiritual de esta celebración. Su voz, resonando en el auditorio, fue un llamado a la unidad y al orgullo de pertenecer a esta tierra mágica.

Desde el primer instante, la Guelaguetza 2025 se convirtió en un viaje sensorial. Los sones mazatecos de Huautla de Jiménez, la alegría desbordante del jarabe del Valle de Tlacolula, la solemnidad de las danzas de Corpus Christi de San Francisco del Mar, cada presentación fue una ventana a la diversidad cultural de Oaxaca. Las mujeres de San Mateo Macuilxóchitl, con sus trenzas adornadas con listones blancos y sus canastas rebosantes de flores, compartieron la tradición de la Mayordomía de San Mateo Apóstol y Evangelista, ofreciendo tejate y tepache, bebidas ancestrales que simbolizan la hospitalidad oaxaqueña.

La noche trajo consigo la magia de los sones mixes de Santa María Tlahuitoltepec, el ritmo contagioso del fandango amuzgueño de San Pedro Amuzgos y la elegancia del jarabe Tamazulapense. Ejutla de Crespo, con sus mujeres ataviadas con faldas multicolores y hombres con camisas satinadas, irradió alegría y energía con su jarabe Ejuteco. La Danza de los Rubios de Santiago Juxtlahuaca, con sus máscaras enigmáticas, transportó al público a un mundo de misticismo y tradición.

La emoción alcanzó su punto álgido con la Danza de la Pluma de Villa de Zaachila, un despliegue de majestuosidad y precisión que dejó al público sin aliento. Tuxtepec, con su coordinada Danza de la Flor de Piña, arrancó ovaciones, mientras que los sones de San Pedro Pochutla, "Pochutla, un lugar de eternidad", crearon una atmósfera de ensueño. El broche de oro lo pusieron las Chinas Oaxaqueñas de Genoveva Medina, con el tradicional jarabe del Valle y la calenda de la Virgen de la Soledad.

El cielo de Oaxaca se iluminó con un espectáculo pirotécnico que puso fin a una noche inolvidable. Las luces multicolores, dibujando figuras efímeras en la oscuridad, fueron el colofón perfecto para una fiesta que celebró la vida, la tradición y la hermandad. El Gobernador del Estado y la Presidenta Honoraria del Sistema DIF Oaxaca, unidos al pueblo en esta celebración, se convirtieron en testigos de la fuerza y la vitalidad de la cultura oaxaqueña. La Guelaguetza 2025 no solo fue una fiesta, fue una reafirmación de que Oaxaca es, sin duda, el corazón cultural de México.

Fuente: El Heraldo de México