Logo
NOTICIAS
play VIDEOS

Inicio > Noticias > Política

22 de julio de 2025 a las 09:25

Desentrañando la Mente de Trump

La sombra de la reelección se cierne sobre la política estadounidense, y con ella, la necesidad imperiosa de victorias, de trofeos que exhibir ante un electorado cada vez más escéptico. Donald Trump, maestro de la narrativa grandilocuente, se encuentra en la encrucijada de proyectar fortaleza mientras la realidad se empeña en desmentirlo. El escenario, por tanto, se presta para la búsqueda de chivos expiatorios, y México, una vez más, se encuentra en la mira.

La reciente alerta emitida por presuntas violaciones al T-MEC no es una sorpresa. Se venía gestando desde las sombras, como un rumor persistente que finalmente se materializó en la reunión del 11 de julio en Washington. La delegación mexicana, a pesar de sus esfuerzos, se enfrentó a una lista de acusaciones que, más allá de su validez técnica, parecen formar parte de una estrategia política mayor. La iniciativa, sin duda, la tiene el gobierno de Trump, y en ese contexto, la controversia sobre el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) se convierte en una pieza clave de este ajedrez geopolítico. La decisión de trasladar los vuelos de carga al AIFA, una apuesta del gobierno mexicano para impulsar la nueva terminal, es ahora presentada como una violación al tratado, una herramienta de presión en un juego de poder mucho más amplio.

No se limita la ofensiva a la cuestión aeroportuaria. Las declaraciones del secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutnick, sobre la renegociación del T-MEC y la reubicación de la producción automotriz en Estados Unidos, añaden otra capa de complejidad al panorama. El argumento, la protección de los trabajadores estadounidenses, resuena con la retórica proteccionista que ha caracterizado la administración Trump, pero también deja entrever la intención de utilizar la industria automotriz como moneda de cambio en las futuras negociaciones. México y Canadá, en este escenario, se presentan debilitados, obligados a lidiar con presiones en temas sensibles como el narcotráfico, la migración y el comercio, temas que, convenientemente, resurgen con fuerza en la agenda bilateral.

A la presión externa se suma la tormenta interna. El escándalo en torno al caso Jeffrey Epstein y sus presuntos vínculos con figuras prominentes, incluyendo potencialmente al propio Trump, añade un elemento de fragilidad a la imagen del mandatario. En medio de este contexto turbulento, la necesidad de desviar la atención, de presentar victorias aunque sean simbólicas, se vuelve crucial.

La celebración de los primeros seis meses de su segundo mandato se convirtió en un ejercicio de autoafirmación, en un intento de contrarrestar la creciente percepción de un liderazgo en declive. Las promesas de paz en Ucrania y Gaza se desvanecen en el horizonte de la realidad, mientras la aprobación interna y la imagen internacional se deterioran. Ante este panorama, la estrategia parece clara: recurrir a los temas que históricamente han movilizado a su base, la migración, los aranceles y el fentanilo, y convertirlos en instrumentos de una narrativa de fuerza y determinación. México, una vez más, se encuentra en el centro de este escenario, un actor involuntario en una obra política donde las apuestas son altas y las consecuencias, impredecibles.

Fuente: El Heraldo de México