El legado del Canelo Álvarez parece estar en buenas manos, o mejor dicho, en pequeños guantes. Mucho se habla de la destreza y la disciplina férrea del campeón tapatío, pero pocos conocen la faceta paternal que, con la misma pasión que dedica al ring, imparte a sus hijos, especialmente a su único varón, Saúl Adiel. No se trata solo de genes, sino de una formación temprana, casi intuitiva, que se percibe en los videos que han circulado en redes sociales. En un clip del 2022, que sigue asombrando a los aficionados, vemos a un Adiel de apenas cuatro años imitando con sorprendente precisión los movimientos de su padre. No son simples juegos infantiles, sino la semilla de una técnica depurada, inculcada con la paciencia y el conocimiento de un grande.

Canelo, con la misma concentración que exhibe en sus combates, guía a su hijo en las combinaciones de golpes y defensa. La escena es conmovedora: el pequeño Adiel, con la mirada fija en su progenitor, absorbe cada instrucción, cada gesto, cada desplazamiento. Luego, frente a Eddy Reynoso, con una seriedad que contrasta con su tierna edad, replica la lección con una fluidez asombrosa. El recto, el bloqueo, la guardia… movimientos que en manos de un niño de cuatro años podrían parecer torpes, se transforman en destellos de un futuro prometedor.

La reacción de los fanáticos del boxeo no se hizo esperar. Elogios, predicciones, e incluso recomendaciones a entrenadores para que tomen nota de la pedagogía del Canelo. El video se convirtió en un manual instantáneo, una muestra palpable de cómo el talento se nutre desde la cuna. No es solo la habilidad innata del pequeño Adiel, sino la dedicación de un padre que, más allá de la fama y la gloria, se preocupa por transmitir su legado.

Y este no es un caso aislado. Diversas grabaciones muestran a Adiel, ya con siete años, cada vez más inmerso en el mundo del pugilismo. Ya sea vistiendo como su padre en las funciones de boxeo, o compartiendo sesiones de sparring previas a importantes combates, el pequeño Álvarez demuestra un interés genuino por seguir los pasos del campeón. No se trata de una imposición, sino de una pasión compartida, de un vínculo que va más allá del parentesco.

Mientras que sus hermanas, al menos por ahora, no han mostrado interés por los guantes, Adiel parece asumir con naturalidad el peso de la tradición familiar. ¿Será él el heredero del trono? ¿El encargado de perpetuar la dinastía Álvarez en el mundo del boxeo? Solo el tiempo lo dirá. Lo cierto es que, con la guía de su padre y la disciplina que caracteriza a los grandes, Adiel tiene el potencial para escribir su propia historia en el deporte de los puños. Y el mundo, expectante, observa el florecimiento de lo que podría ser una nueva leyenda.