
21 de julio de 2025 a las 08:50
Últimas palabras de Paolo Sánchez desde el Iztaccíhuatl
La tragedia en el Iztaccíhuatl ha conmocionado a México. Un joven con una pasión desbordante por la montaña, Paolo Sánchez Carrasco, de tan solo 14 años, perdió la vida en las heladas alturas del volcán. Su historia, que comenzó con la ilusión de una aventura, se transformó en una dolorosa lección sobre los riesgos de la naturaleza y la importancia de la preparación. Paolo, un rostro fresco y lleno de vida, partió hacia la imponente mole sin el equipo adecuado, subestimando quizás la fuerza implacable de la montaña. Su desaparición, reportada el viernes 17 de julio en la colonia Romero de Terreros de Coyoacán, desató una intensa búsqueda que culminó en un desgarrador hallazgo.
El sábado 19 de julio, a casi 5,000 metros de altura, el equipo de Socorro Alpino encontró el cuerpo sin vida del joven. La noticia golpeó como un mazazo a la comunidad alpinista y a la sociedad en general. El video que Paolo grabó, un testimonio conmovedor de su lucha contra el frío extremo, se viralizó en redes sociales. En él, con una mezcla de humor y preocupación, describe las duras condiciones que enfrentaba: temperaturas bajo cero, la falta de un saco de dormir y la lejanía del refugio. Un mensaje final, entre bromas y un dejo de resignación, se convirtió en un estremecedor epitafio.
Las preguntas se agolpan: ¿Cómo llegó Paolo solo a esa altura? ¿Qué lo motivó a emprender una travesía tan peligrosa sin el equipo necesario? Las investigaciones continúan, buscando respuestas en medio del dolor y la consternación. El caso ha desatado un debate sobre la seguridad en la montaña y la necesidad de concientizar, especialmente a los jóvenes, sobre los riesgos que implica aventurarse sin la preparación adecuada. La experiencia de Paolo, un joven con un espíritu aventurero, se ha convertido en un llamado a la reflexión. Su historia nos recuerda la importancia de respetar la montaña, de prepararse a conciencia antes de enfrentarla y de valorar la vida por encima de cualquier desafío.
La solidaridad se ha manifestado en las redes sociales, con mensajes de condolencias y apoyo a la familia. La imagen de Paolo, con su sonrisa y su mirada llena de sueños, permanece como un recordatorio de la fragilidad de la vida y de la importancia de disfrutar cada momento con responsabilidad. El Iztaccíhuatl, mudo testigo de la tragedia, se alza imponente, un símbolo de la belleza y la fuerza de la naturaleza, pero también de sus peligros. La historia de Paolo nos invita a aprender de su experiencia, a promover la cultura de la prevención y a honrar su memoria con un compromiso renovado por la seguridad en la montaña. Que su partida no sea en vano, que sirva para que otros jóvenes no corran el mismo destino. Que su pasión por la naturaleza inspire a las futuras generaciones a explorar con responsabilidad, equipados no solo con las herramientas necesarias, sino también con el conocimiento y la prudencia que la montaña exige.
Fuente: El Heraldo de México