
21 de julio de 2025 a las 09:20
Starmer: ¿Un año perdido?
Londres, una ciudad que siempre deslumbra, mantiene su brillo inalterable, ajena a las turbulencias políticas. Sin embargo, el ambiente que se respira hoy en sus calles es radicalmente distinto al que experimenté hace una década. En 2015, con la victoria conservadora de Cameron, la idea del Brexit parecía una quimera. La reciente decisión de Escocia de permanecer en el Reino Unido reforzaba la sensación de unidad. Nadie anticipaba el terremoto político que se avecinaba.
El referéndum de 2016 lo cambió todo. El Brexit, como una onda expansiva, fragmentó el panorama político, desencadenando una cascada de elecciones anticipadas y un carrusel de primeros ministros. La inestabilidad se convirtió en la norma. Este periodo convulso culminó con el triunfo laborista del año pasado y la llegada de Keir Starmer al número 10 de Downing Street. Un año después, el balance es mixto. Si bien se ha logrado una mayor estabilidad, los desafíos persisten.
Entre los logros del gobierno laborista destaca el fortalecimiento de las relaciones con Estados Unidos y la firma de un acuerdo comercial que podría servir de modelo a nivel internacional. No menos importante es la distensión alcanzada con la Unión Europea, materializada en el Acuerdo de Asociación Estratégica. Este acuerdo aborda áreas clave como seguridad, defensa –donde el liderazgo británico es evidente–, regulaciones sanitarias, pesca, movilidad estudiantil y cooperación judicial y fronteriza. Además, se vislumbran en el horizonte nuevos acuerdos de libre comercio, incluyendo uno con México.
A pesar de estos avances, el Reino Unido se enfrenta a una serie de problemas complejos, y no hay certeza de que los laboristas tengan las soluciones. Esta incertidumbre se palpa en el ambiente, especialmente fuera de la burbuja londinense. En mi reciente viaje por Northumberland, una región del norte de Inglaterra, pude constatar de primera mano la creciente frustración ciudadana.
Los resultados de las elecciones locales del 1 de mayo en Northumberland son un claro reflejo de este descontento. El sorprendente ascenso de Reform UK, el partido anteriormente conocido como Brexit Party, liderado por la controvertida figura de Nigel Farage, es un síntoma preocupante. Alcanzar el segundo puesto, con 23 escaños, pisándole los talones a los conservadores (26 escaños) y relegando a los laboristas a una tercera posición con tan solo 8 representantes, es un dato que no puede ignorarse. Este auge de Reform UK, que obtuvo un 31% de los votos a nivel nacional y la mayoría en 10 zonas, se repite en otras áreas de Inglaterra, configurando un escenario político cada vez más fragmentado.
El crecimiento de Reform UK representa la mayor amenaza política para el Reino Unido en un contexto de profunda insatisfacción ciudadana. La pérdida de poder adquisitivo, la crisis del sistema de salud y la problemática migratoria alimentan el descontento y el auge de las voces radicales y populistas. El gobierno de Starmer se enfrenta al desafío de abordar estas cuestiones de manera efectiva para frenar el avance de estas fuerzas disruptivas. El futuro del Reino Unido depende, en gran medida, de su capacidad para responder a las demandas de una ciudadanía cada vez más desencantada.
Fuente: El Heraldo de México