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21 de julio de 2025 a las 21:40

Plataforma busca restos de SpaceX en México

La imponente silueta de la L/B Jill, una plataforma marítima estadounidense perteneciente a Seacor Marine, se recorta contra el horizonte del Golfo de México, a escasos 17 kilómetros de la dorada arena de Playa Bagdad. Su presencia, imprevista y hasta ahora sin una justificación oficial por parte de las autoridades mexicanas, ha generado una ola de inquietud y desconcierto entre la comunidad local, pescadores y organizaciones civiles. La misión de esta plataforma, según informaciones extraoficiales, es la recuperación de los restos del propulsor del Starship de SpaceX, el megacohete de Elon Musk que protagonizó una explosión espectacular en su último intento de lanzamiento desde Brownsville, Texas.

Un despliegue tecnológico considerable acompaña a la L/B Jill: drones surcan el aire, submarinos exploran las profundidades y buzos se sumergen en las aguas turquesas del Golfo. Su objetivo: rescatar los fragmentos del propulsor, incluyendo los poderosos motores Raptor, dispersos por el lecho marino tras la fallida prueba. Esta operación, si bien aparentemente busca mitigar el impacto ambiental del accidente, ha despertado serias preocupaciones sobre la legalidad de su ejecución en aguas territoriales mexicanas. ¿Cuenta la empresa con los permisos necesarios para operar en la zona? ¿Se ha realizado una evaluación del impacto ambiental de estas actividades de recuperación? Estas son algunas de las preguntas que exigen respuesta por parte de las autoridades competentes.

El silencio oficial contrasta con el clamor de las voces locales. Elías Ibarra, presidente del Conimio Global, ha alzado la voz para denunciar los efectos devastadores de los repetidos lanzamientos de SpaceX en la frágil vida marina del Golfo. Las tortugas, especies protegidas y pilar del ecosistema, se encuentran entre las principales víctimas de esta carrera espacial. La contaminación acústica, los desechos y la alteración de su hábitat natural ponen en peligro su supervivencia. Además, los pescadores, quienes dependen del mar para su sustento, ven cómo sus zonas de trabajo se reducen drásticamente, mermando sus ingresos y poniendo en riesgo su futuro.

"El mar es nuestro hogar, nuestra fuente de vida," comparten con angustia los pescadores de la zona. "Estos fragmentos, esta tecnología que cae del cielo, no solo contamina el agua, sino que nos roba el pan de cada día. Cada lanzamiento, cada explosión, es un golpe a nuestra comunidad, a nuestra forma de vida." La incertidumbre sobre la composición de los restos del cohete y su posible impacto en la salud humana añade otra capa de preocupación a la ya compleja situación.

La llegada de fragmentos del Starship a las costas mexicanas, arrastrados por las corrientes marinas, es una prueba tangible de la magnitud del incidente y de la necesidad de una respuesta coordinada y transparente. Mientras SpaceX recupera parte de los restos, la falta de claridad sobre la legalidad de estas acciones en territorio nacional alimenta la desconfianza y la exigencia de una investigación exhaustiva. La comunidad espera con impaciencia una postura oficial por parte de las autoridades mexicanas, que aclare la situación y garantice la protección del ecosistema marino y los derechos de los pescadores locales. El tiempo corre, y el silencio solo amplifica la incertidumbre y la preocupación.

Fuente: El Heraldo de México