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21 de julio de 2025 a las 09:55

Norteamérica en Riesgo: ¿Un Continente Dividido?

La sombra de la incertidumbre se cierne sobre América del Norte. Más allá de las diferencias históricas y culturales que siempre han caracterizado la relación entre Canadá, Estados Unidos y México, la región enfrenta hoy una serie de desafíos comunes que amenazan su estabilidad y prosperidad. Si bien la integración económica, cimentada a lo largo de décadas y formalizada con el T-MEC, se presenta como un factor de unión, la realidad es que las tensiones políticas y las nuevas amenazas globales ponen a prueba la solidez de este vínculo.

El estilo disruptivo del ex-presidente Trump, caracterizado por la confrontación y la búsqueda constante de ventajas unilaterales, ha dejado una profunda huella en la dinámica regional. Su proteccionismo, aunque no haya logrado revertir la integración económica, sí ha sembrado la incertidumbre y dificultado el avance hacia una gobernanza regional más sólida. Esta falta de cohesión, en un contexto global cada vez más complejo, representa un riesgo considerable para los tres países.

A los retos tradicionales, como la lucha contra el crimen organizado y la gestión de los flujos migratorios, se suman ahora nuevas amenazas. El cambio climático, con sus sequías, incendios forestales y eventos meteorológicos extremos, se manifiesta con creciente intensidad. La ciberseguridad, ante el aumento de los ataques a infraestructuras críticas y la sofisticación de las técnicas de desinformación, se convierte en una prioridad. La posible utilización maliciosa de la inteligencia artificial por parte del crimen organizado añade otra capa de complejidad al panorama.

La polarización política y la desconfianza en las instituciones democráticas, exacerbadas por la desinformación y la posible interferencia extranjera en los procesos electorales, son factores que debilitan la capacidad de respuesta de los gobiernos ante estas amenazas. A ello se suma el riesgo de nuevas pandemias y el colapso de los sistemas de salud, una posibilidad que la experiencia reciente ha demostrado ser tangible y devastadora.

La lista de riesgos que enfrenta América del Norte es extensa y preocupante: tensiones geopolíticas, disrupciones en las cadenas de suministro, desastres naturales, manejo de sustancias peligrosas, violencia, crisis migratorias… Cada uno de estos desafíos presenta una probabilidad e impacto potencial diferentes para cada país, lo que dificulta la coordinación de una respuesta regional eficaz.

Sin embargo, a pesar de la asimetría de los riesgos y la diversidad de intereses, la cooperación entre los tres países es no solo deseable, sino indispensable. Ninguno de ellos puede afrontar estos desafíos en solitario. La proximidad geográfica y la interdependencia económica obligan a buscar soluciones conjuntas. Si bien existen mecanismos de cooperación bilateral, principalmente entre México y Estados Unidos, es necesario fortalecer la colaboración trilateral y ampliar su alcance para abordar la complejidad de los riesgos que se avecinan. La construcción de una América del Norte más resiliente y segura requiere un compromiso compartido y una visión a largo plazo que trascienda las diferencias y priorice el bienestar común. El futuro de la región depende de la capacidad de sus líderes para comprender la magnitud de los desafíos y actuar en consecuencia.

Fuente: El Heraldo de México