El testimonio de Marco Chacón y Maribel Guardia con Luis Alfonso Borrego nos ofrece una mirada íntima y conmovedora al vínculo familiar que construyeron alrededor de Julián Figueroa. La confesión de Chacón, al borde de las lágrimas, de cómo el pequeño Julián lo cautivó desde el primer encuentro, revela la profunda conexión que se forjó entre ellos. "Fue él el que me enamoró a mí porque era un niño muy inteligente", una frase que resume la admiración y el cariño que sentía por el hijo de Maribel. La intervención de Maribel, destacando la innegable química y las similitudes entre Julián y Marco, refuerza la idea de una crianza compartida llena de amor y comprensión. "Julián tenía muchas cosas de Marco y era imposible que no las tuviera; se crio desde los 12 años con él", palabras que pintan un cuadro familiar donde los lazos afectivos trascendían los vínculos sanguíneos.

El relato del apodo "tío", que Julián usaba cariñosamente para referirse a Marco, nos muestra la naturalidad y la espontaneidad de su relación. La anécdota de cómo Julián le preguntó si realmente era su tío, y la respuesta de Marco, "No, pero si tú te sientes cómodo diciéndome de cariño tío, puedes seguir diciéndome así", refleja la sensibilidad y el respeto con el que Marco abordó la figura paterna de Joan Sebastian, sin intentar reemplazarla, sino complementarla con su propio amor y dedicación. La revelación de que Julián a veces lo llamaba "papá", aunque Chacón nunca buscó ese título, subraya la genuina conexión paternal que existía entre ellos, un vínculo forjado en el cariño y la convivencia diaria. El llanto incontenible de Chacón al recordar estos momentos evidencia la profunda herida que dejó la partida de Julián.

Las palabras de Maribel, reconociendo el dolor compartido tras la pérdida de su hijo, y la mención del pacto de amor no verbalizado entre los tres, nos conmueven y nos hacen reflexionar sobre la fortaleza del amor familiar frente a la adversidad. El detalle del pacto, "Maribel, Julián y yo armamos un pacto, nunca nos sentamos a decirlo, pero teníamos un pacto de amor", revela la profunda conexión emocional que unía a esta familia.

La revelación de Borrego sobre el llanto silencioso de Marco, guardado para brindar fortaleza a Maribel, nos muestra la grandeza del amor y la capacidad de sacrificio de un hombre que priorizó el bienestar de su esposa en medio del dolor compartido. "La que llorabas eras tú, eras la mamá, yo te tenía que demostrar fortaleza, pero yo lloraba en silencio", una frase que desgarra el corazón y nos muestra la profunda humanidad de Marco Chacón.

Finalmente, la descripción de la relación entre Marco y Joan Sebastian, basada en el respeto mutuo, a pesar de no ser una amistad, demuestra la madurez y la prioridad que ambos dieron al bienestar de Julián. La intervención de Maribel, explicando que Marco, por su dedicación a Julián y al trabajo, compartió más tiempo con él que el propio Joan Sebastian, completa el panorama de una familia no tradicional, pero unida por el amor y la responsabilidad compartida. El testimonio de Marco y Maribel nos deja una profunda reflexión sobre la importancia del amor, la resiliencia y la construcción de lazos familiares sólidos, incluso en las circunstancias más complejas.