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22 de julio de 2025 a las 01:40
Justicia para Ana Amelí: Marcha en el Ajusco
La angustia se cierne sobre la Ciudad de México. La desaparición de Ana Amelí García Guzmán, una joven promesa de la biología con una pasión por las alturas, ha conmocionado a la comunidad universitaria y a la sociedad en general. Su última imagen, con una chamarra blanca y pantalón verde militar, lista para conquistar el Pico del Águila, se ha convertido en un símbolo de la incertidumbre que rodea su paradero. Desde aquel 12 de julio de 2025, a las 14:30 horas, el silencio se ha vuelto ensordecedor.
La búsqueda incansable, liderada por brigadistas, equipos especializados y la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), se extiende como una red a través del agreste terreno del Ajusco. Drones surcan el cielo, sus cámaras escudriñan cada rincón, cada grieta, con la esperanza de encontrar una señal, una pista, cualquier indicio que conduzca a Ana Amelí. Las botas café de escalada que calzaba ese día se han convertido en un elemento clave, una imagen que atormenta a quienes la buscan, imaginando cada paso que pudo haber dado en la inmensidad de la montaña.
La Facultad de Biología de la UNAM, su alma mater, se ha convertido en un epicentro de la solidaridad. Compañeros y profesores se han unido en una cadena de apoyo, difundiendo su fotografía, sus señas particulares, cualquier detalle que pueda ayudar a encontrarla. La marcha convocada para el 23 de julio, a las 12:30 horas, en la Glorieta de los desaparecidos y desaparecidas, no es solo una manifestación de exigencia a las autoridades, es un grito de esperanza, un llamado a la conciencia colectiva para que nadie olvide el rostro de Ana Amelí. "¡Que la fiscalía nos de respuestas!", resuena en las redes sociales, en los pasillos de la universidad, en el corazón de quienes se niegan a perder la fe.
La joven de 19 años, amante de la naturaleza y el alpinismo, se adentró sola en la montaña, tras compartir un breve momento con el grupo de Senderismo Tepemecatl en la Cruz del Márquez. Una fotografía, un instante de camaradería, y luego, la soledad del camino. Las últimas comunicaciones, entre las 16:00 y 17:00 horas, la ubican aún en la montaña. Después, el vacío.
La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) trabaja contra reloj, siguiendo cada pista, cada testimonio, cada posible línea de investigación. La información proporcionada por la familia, los últimos avistamientos, todo es analizado minuciosamente. La inquietante discrepancia entre la zona de búsqueda inicial y las ubicaciones arrojadas por el GPS de su celular, a 15 kilómetros del Ajusco y en Chapultepec, añade una capa de misterio a la ya compleja situación. ¿Un fallo técnico? ¿Una pista crucial? Las interrogantes se multiplican, alimentando la angustia y la incertidumbre.
Mientras la búsqueda continúa, la Ciudad de México contiene la respiración. La historia de Ana Amelí, una joven llena de vida y con un futuro prometedor, se ha convertido en un reflejo de la vulnerabilidad que acecha en las sombras. La esperanza, sin embargo, se mantiene viva, alentada por la solidaridad de una comunidad que se niega a olvidar y que clama por su regreso.
Fuente: El Heraldo de México