
21 de julio de 2025 a las 07:35
¿Huracanes en el Pacífico y Atlántico?
La danza de gigantes comienza a tejerse sobre las aguas del Atlántico. Dos zonas de baja presión, como semillas de tormenta, son monitoreadas con lupa por la Conagua y el SMN. Imaginen la tensión, la anticipación, mientras estos embriones de huracán se desplazan lentamente, cargados con la promesa de lluvias torrenciales y vientos implacables. Un 20% de probabilidad en una, un 10% en la otra… cifras que, aunque parezcan pequeñas, contienen la posibilidad de un cambio drástico en el panorama meteorológico. A 4535 kilómetros de las costas de Quintana Roo, la primera zona de baja presión avanza inexorablemente, como un coloso dormido que despierta. A una velocidad de 16 a 24 kilómetros por hora, se acerca, dejando un rastro de incertidumbre a su paso. ¿Será una simple depresión tropical? ¿O se convertirá en un huracán rugiente, capaz de desatar la furia de la naturaleza?
Mientras tanto, a 2450 kilómetros al oeste-suroeste de Cabo San Lucas, en Baja California Sur, la segunda zona de baja presión se gesta. Con un 10% de probabilidad de desarrollo ciclónico, se desplaza hacia el oeste, como una amenaza latente que se cierne sobre el horizonte. La Conagua no baja la guardia, vigilando cada movimiento, cada cambio en la presión atmosférica. El Pacífico, escenario habitual de estos espectáculos de la naturaleza, se prepara para un nuevo acto.
En el mismo escenario, el Invest 94L, bautizado así por el Centro Nacional de Huracanes, entra en escena. Como un actor secundario que roba cámara, esta perturbación atmosférica se abre paso en el Atlántico tropical. Con un 20% de probabilidades de desarrollo, se pronostican fuertes lluvias, vientos secos y un aire cargado de electricidad. ¿Logrará alcanzar el Caribe como una tormenta tropical? La incertidumbre se mantiene, alimentando la expectación.
Este año, el Pacífico ha sido el protagonista indiscutible de la temporada de huracanes. Cinco ciclones han azotado sus aguas, mientras que el Atlántico central ha presenciado un único evento, poniendo en alerta a la península de Yucatán. La naturaleza, en su impredecible danza, nos recuerda su poderío.
Y la lista continúa. Como una letanía de nombres en potencia, se esperan más fenómenos meteorológicos a partir del 1 de julio. La temporada de huracanes está en pleno apogeo, y la vigilancia se mantiene constante. Es un recordatorio de la fuerza implacable de la naturaleza y de la importancia de estar preparados. Manténgase informado, siga las recomendaciones de las autoridades y prepárese para lo que pueda venir. La naturaleza tiene la última palabra.
Fuente: El Heraldo de México