El agotamiento no discrimina edades. ¿Te has detenido a pensar en la carga que llevan nuestros hijos durante el ciclo escolar? Seis horas sentados en un pupitre, absorbiendo información, socializando, adaptándose… es un maratón diario que drena sus energías. Y ahora, con las vacaciones a la vuelta de la esquina, surge la tentación de llenar ese vacío con actividades extraescolares, cursos intensivos y una agenda tan apretada como la del período lectivo. Pero, ¿es eso realmente lo que necesitan?

Olvídate por un momento de los consejos pedagógicos y las estrategias para "optimizar" el tiempo de tus hijos. Este verano, te propongo algo revolucionario: déjalos descansar. Sí, así de simple. Permite que sus cuerpos y mentes se recuperen del desgaste acumulado. Que se desconecten del ritmo frenético del colegio y reconecten con su propio ritmo interno.

Sé que la idea puede generar inquietud. El silencio de una casa vacía, la aparente "pérdida de tiempo", el temor a que se "desadapten". Pero piensa en ti misma: ¿acaso no anhelas esos momentos de calma, de desconexión, de simple "no hacer nada"? Pues ellos también.

No se trata de abandonar las rutinas por completo. Mantener horarios de sueño y comida regulares, así como la higiene diaria, es fundamental. Pero más allá de eso, bríndales la libertad de explorar su propio ocio. Que se sumerjan en el universo de las pijamas, que construyan fortalezas con almohadas, que se pierdan en laberintos imaginarios. Observa, acompaña, pero no impongas.

El descanso no es sinónimo de pasividad. Es una oportunidad para reconectar con lo esencial, para explorar la creatividad, para cultivar la introspección. Y, sobre todo, para fortalecer el vínculo familiar.

En lugar de sermones sobre la importancia del descanso, da el ejemplo. Comparte momentos de lectura en familia, sumérgete en un juego de mesa, salgan a caminar sin rumbo fijo, simplemente por el placer de moverse juntos.

Permítete disfrutar de la magia del "tiempo lento". Observa cómo tus hijos se transforman cuando se les da la oportunidad de simplemente "ser". Descubrirás facetas de su personalidad que permanecían ocultas bajo el peso de las obligaciones.

No te prometo unas vacaciones perfectas, libres de desafíos. Pero sí te aseguro una oportunidad única para conectar con tus hijos a un nivel más profundo, para reforzar los lazos familiares y para redescubrir la belleza de la simplicidad.

Atrévete a romper con las convenciones. Atrévete a abrazar el descanso. Te aseguro que tanto tú como tus hijos lo agradecerán.

Recuerda: a veces, lo único que necesitan es tiempo. Tiempo para descansar, tiempo para soñar, tiempo para simplemente "ser".