
21 de julio de 2025 a las 19:45
El misterio de Paolo en el Izta
La tragedia en el Iztaccíhuatl nos recuerda la fuerza indomable de la naturaleza y la importancia de la preparación ante sus desafíos. La historia de Paolo Sánchez, un joven de tan solo 14 años con una pasión por el senderismo, ha conmovido a todo México. Su desaparición el 12 de julio, tras aventurarse solo en las imponentes laderas del volcán, desencadenó una intensa búsqueda que culminó en un triste hallazgo. El descubrimiento de su cuerpo sin vida en el paraje conocido como Dos Portillos, a 4,780 metros sobre el nivel del mar, ha generado una oleada de preguntas y un profundo sentimiento de pesar.
¿Cómo pudo un joven, con tan solo una botella de agua y dos barras energéticas, adentrarse en un terreno tan agreste? La respuesta, aunque dolorosa, nos obliga a reflexionar sobre la importancia de la planificación y la conciencia de los riesgos inherentes a la montaña. Las autoridades han confirmado que Paolo no contaba con el equipo adecuado ni con la supervisión de expertos, factores cruciales para afrontar las bajas temperaturas y las condiciones impredecibles de la alta montaña.
El video que Paolo grabó y compartió en redes sociales, poco antes de su fallecimiento, es un testimonio desgarrador de su situación. Sus palabras, "Me voy a congelar, no traigo ni siquiera sleeping bag…", resuenan con una fuerza que nos interpela a todos. En ellas se percibe la angustia de un joven enfrentado a una realidad que lo sobrepasa, la desesperación ante la falta de preparación y la conciencia de la inminente amenaza. Este video, más allá de la tragedia, se convierte en una lección invaluable sobre la necesidad de respetar la montaña y de prepararse adecuadamente antes de adentrarse en ella.
La ruta que Paolo siguió, desde su registro en el refugio de Paso de Cortés hasta su último avistamiento en el Cerro de Atzomoni, revela su determinación, pero también su inexperiencia. Seisientos metros de ascenso adicional, en un entorno de alta montaña, representan un desafío considerable incluso para alpinistas experimentados. La hipotermia, la principal hipótesis sobre la causa de su muerte, es un recordatorio brutal de la fragilidad humana ante las fuerzas de la naturaleza.
La conmoción generada por este suceso trasciende las redes sociales y nos invita a una reflexión profunda. La educación sobre los riesgos de la montaña, la promoción de prácticas seguras y la importancia de contar con el equipo adecuado son aspectos fundamentales que debemos reforzar. La historia de Paolo, aunque trágica, puede servir para concientizar a futuras generaciones de aventureros y prevenir que situaciones similares se repitan. La montaña, con su belleza imponente, debe ser un espacio de disfrute responsable, nunca un escenario de tragedias evitables. Honremos la memoria de Paolo aprendiendo de su experiencia y promoviendo una cultura de seguridad en la montaña.
Fuente: El Heraldo de México