
21 de julio de 2025 a las 09:20
¡Diablos Rojos humillan al América otra vez!
La sombra escarlata se alarga sobre Coapa. Una vez más, el rojo del Toluca ha teñido de frustración el azulcrema. No se trata solo de un trofeo, el Campeón de Campeones, un título que a veces se percibe como menor, sino de la forma, del contexto, de la persistente sensación de que el Diablo se ha convertido en el némesis particular del América. Tres derrotas consecutivas en duelos cruciales, un golpe tras otro que deja al americanismo con un sabor amargo en la boca. El tricampeonato, la anhelada Concachampions, el sueño del Mundial de Clubes… todo se esfumó en un semestre que prometía gloria y terminó en desolación.
Ayer, en Los Ángeles, la historia se repitió. Un inicio fulgurante, con el gol tempranero de Zendejas, ilusionó a la afición amarilla que llenaba las gradas. Un espejismo. La reacción del Toluca fue inmediata, un mazazo tras otro que demolió las aspiraciones americanistas. El empate de Franco Romero, un disparo lejano que sorprendió a Malagón, fue el primer aviso. Y justo antes del descanso, como una pesadilla recurrente, llegó el gol de Bruno Méndez en un tiro de esquina, una herida que parece no cicatrizar en el América. Ese 2-1 al medio tiempo fue un presagio de lo que vendría.
El segundo tiempo confirmó la superioridad del Toluca. Un América sin respuestas, incapaz de reaccionar ante el planteamiento de Antonio Mohamed, un viejo conocido que volvió a amargarles la fiesta. El gol de Paulinho, el 3-1 definitivo, fue la sentencia. Un silencio sepulcral se apoderó de la grada amarilla, mientras los Diablos Rojos celebraban su quinto Campeón de Campeones. La fiesta era escarlata.
Este nuevo triunfo del Toluca no solo agranda su palmarés, sino que profundiza la crisis americanista. Más allá del resultado, preocupa la falta de reacción, la incapacidad para sobreponerse a la adversidad. ¿Qué le pasa al América? Esa es la pregunta que resuena hoy en Coapa. Un equipo que parecía destinado a la grandeza se encuentra ahora en una encrucijada. La directiva, el cuerpo técnico y los jugadores tienen la difícil tarea de encontrar las respuestas, de reconstruir la confianza y de devolver al América al lugar que le corresponde. El tiempo apremia, la afición exige resultados y la sombra del Toluca, cada vez más alargada, es un recordatorio constante de las asignaturas pendientes. El título no borra el pasado, pero sin duda marca el presente. Un presente que, para el América, está teñido de rojo.
Fuente: El Heraldo de México