
Inicio > Noticias > Infidelidad
21 de julio de 2025 a las 07:15
Albañil cava túnel secreto por amor prohibido
En la calurosa tierra de Durango, donde el sol besa la piel y las pasiones arden con la intensidad del desierto, una historia de amor prohibido ha florecido, entrelazando los destinos de dos almas casadas en una trama digna de una telenovela. Juan Carlos, apodado “El Puerco”, un albañil de manos fuertes y corazón enamorado, se entregó al fuego de un amor clandestino con Marlenne, una mujer cuya belleza rivalizaba con la intensidad de su mirada. Pero su amor, como una flor del desierto, necesitaba un oasis secreto para florecer, lejos de las miradas inquisidoras y los susurros condenatorios.
Fue entonces cuando la ingeniosa mente de Juan Carlos, acostumbrada a moldear el cemento y la piedra, concibió un plan audaz, un testimonio de su devoción: un túnel, una vía subterránea que conectaría su hogar con el de su amada, un pasaje secreto hacia los brazos de Marlenne. Bajo el manto de la noche, a la luz de la luna cómplice, el "Puerco" excavó con la paciencia de un artesano, cada palada de tierra un símbolo de su anhelo, un paso más cerca de su paraíso prohibido.
Imaginen la escena: Marlenne, esperando con el corazón palpitante la llegada de su amado, la tierra vibrando bajo sus pies, anunciando la inminente aparición de Juan Carlos, emergiendo del subsuelo como un héroe romántico de una leyenda moderna. Sus encuentros, envueltos en el misterio y la adrenalina, se convertían en un oasis de pasión en medio del desierto de sus vidas matrimoniales.
Sin embargo, el destino, como un chismoso de pueblo, se encargó de tejer la intriga. Francisco, el esposo de Marlenne, un hombre de mirada penetrante y sospechas crecientes, comenzó a percibir las sutiles señales del engaño. Una tarde, impulsado por la intuición y el recelo, decidió seguir los pasos de su esposa, esperando descubrir la verdad que se ocultaba tras sus ausencias furtivas.
Cuál sería su sorpresa al encontrar, no a su esposa con su amante, sino un agujero en la tierra, un oscuro portal que conducía a la casa de su vecino. La indignación y la furia se apoderaron de él, imaginando las escenas de amor clandestino que se habían desarrollado bajo sus pies, sin su conocimiento. El engaño, más que la infidelidad en sí, le laceraba el orgullo.
La noticia del túnel corrió como la pólvora por la colonia Emiliano Zapata, convirtiéndose en la comidilla de todos los vecinos. Las especulaciones, los rumores y las risas maliciosas llenaron el aire, mientras Francisco, humillado y traicionado, decidió tomar cartas en el asunto, denunciando la construcción ilegal a las autoridades.
La llegada de la Policía Municipal marcó el fin del romance subterráneo. El túnel, símbolo del amor prohibido, fue clausurado, sepultando bajo el cemento la pasión de Juan Carlos y Marlenne. Ahora, la justicia deberá determinar si, en su afán por amar, el “Puerco” cometió algún delito. Mientras tanto, la historia de este túnel del amor quedará grabada en la memoria colectiva de Durango, como un recordatorio de que, a veces, para el amor no hay barreras, aunque sí túneles, y que las consecuencias de un amor clandestino pueden ser tan profundas como la excavación que lo albergó. ¿Será este el final de la historia o apenas el comienzo de un nuevo capítulo? Solo el tiempo lo dirá.
Fuente: El Heraldo de México