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20 de julio de 2025 a las 23:55

¿Dónde está Carlos Ramos?

La angustia se apodera de Santa María del Oro. El silencio que solía romperse solo con el suave chapoteo del agua contra las orillas de la laguna, ahora es interrumpido por el incesante zumbido de los motores de las lanchas de rescate y los gritos de los voluntarios que, con la esperanza aferrada al corazón, buscan incansablemente a Carlos Ramos. El joven guanajuatense, quien llegó a estas tierras en busca de esparcimiento y alegría, se encuentra desaparecido desde el sábado, tras adentrarse en las aguas color esmeralda de la laguna.

El escenario es desolador. Amigos y familiares, con rostros marcados por la preocupación y la incertidumbre, observan con atención cada movimiento de los equipos de rescate. La pareja de Carlos, testigo impotente de la tragedia, se aferra a la esperanza de un milagro, mientras revive una y otra vez los instantes previos a la desaparición. "Solo fueron unos minutos", repite con voz entrecortada, recordando la despreocupación con la que Carlos se lanzó al agua, ajeno al peligro que acechaba en las profundidades.

La Laguna de Santa María del Oro, famosa por su belleza enigmática y sus aguas de un verde intenso, esconde un secreto peligroso: su profundidad. Con un promedio que oscila entre los 25 y los 60 metros, se convierte en una trampa mortal para quienes subestiman su poder. Buzos especializados, equipados con tecnología de punta, se sumergen una y otra vez en las frías aguas, desafiando la escasa visibilidad y las corrientes traicioneras. Cada minuto que pasa, la esperanza se desvanece un poco más, aunque la búsqueda continúa sin descanso.

El eco de la tragedia ha resonado en todo el estado de Nayarit. Autoridades estatales y municipales, en conjunto con la Comisión Nacional de Emergencias, han desplegado un operativo de gran magnitud. La solidaridad de la comunidad local se ha hecho presente, con voluntarios que se han sumado a las labores de búsqueda, aportando lanchas, alimentos y palabras de aliento a los familiares de Carlos.

La belleza natural de la laguna, que hasta hace poco era motivo de orgullo y admiración, ahora se tiñe de un halo de tristeza. El color esmeralda de sus aguas, producto de un delicado equilibrio entre la temperatura ambiental, los vientos y la actividad de microorganismos, ahora parece reflejar la angustia de una comunidad que espera con desesperación noticias del joven desaparecido.

Mientras la búsqueda continúa, las preguntas se acumulan. ¿Qué sucedió en esos instantes cruciales? ¿Fue una imprudencia, un descuido o una fuerza invisible de la naturaleza la que arrastró a Carlos a las profundidades? Las respuestas, por el momento, permanecen ocultas en el silencio de la laguna. Solo queda esperar, con el corazón en un puño, el informe oficial de las autoridades y aferrarse a la esperanza, aunque sea mínima, de que Carlos Ramos regrese sano y salvo a la superficie. De no ser así, quedará el recuerdo de una tragedia que enluta a dos estados y que sirve como un recordatorio del respeto que debemos tener ante la imponente fuerza de la naturaleza.

Fuente: El Heraldo de México