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19 de julio de 2025 a las 09:10

El Futuro es Chino: ¿Modelo a Seguir?

El fulgurante ascenso de China en las últimas décadas ha captado la atención del mundo, suscitando un debate crucial sobre los modelos de Estado del futuro. Su transformación, impulsada por las reformas de Deng Xiaoping hace 50 años, la ha catapultado a la posición de potencia mundial, con un crecimiento económico sostenido y una notable reducción de la pobreza. Este éxito, sin embargo, se ha forjado bajo un sistema político que prioriza la eficiencia por encima de la democracia, un aspecto que genera controversia y exige un análisis profundo.

La experiencia china, con un crecimiento anual del PIB del 5.5%, demuestra la posibilidad de combinar un sólido desarrollo social con una apertura comercial dinámica. La inversión en educación y salud, junto con la apuesta por las tecnologías, ha sido clave en este proceso. La gestión de un país con 1,400 millones de habitantes presenta desafíos inmensos, y China ha buscado un desarrollo equilibrado entre las zonas urbanas y rurales, un logro que merece ser estudiado con detenimiento.

Sin embargo, el modelo chino no está exento de críticas. Organizaciones internacionales como Amnistía Internacional han documentado restricciones a las libertades individuales, control sobre los medios de comunicación y una limitada participación ciudadana. Este contraste entre el progreso económico y social, por un lado, y las restricciones a las libertades democráticas, por otro, plantea un dilema complejo para las sociedades que buscan un modelo de Estado para el futuro.

La pregunta central es si la eficacia puede justificar la restricción de las libertades democráticas. ¿Es posible alcanzar un desarrollo similar al de China dentro de un marco democrático? La respuesta no es sencilla y requiere un análisis exhaustivo de las diferentes variables en juego. Experiencias como la de la delegación del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP) en China, que ha tenido la oportunidad de observar de cerca el funcionamiento del sistema chino, son valiosas para enriquecer el debate y comprender las complejidades del modelo.

El intercambio de experiencias y el análisis comparativo son fundamentales para identificar las mejores prácticas y construir un modelo de Estado que garantice el desarrollo social, el crecimiento económico, la sostenibilidad y el respeto a los derechos humanos. La experiencia china, con sus luces y sombras, nos ofrece una valiosa oportunidad para reflexionar sobre el futuro de la gobernanza y la búsqueda de un equilibrio entre eficiencia y democracia. No se trata de replicar modelos, sino de aprender de las experiencias de otros países para construir un futuro mejor.

El camino hacia un modelo de Estado ideal es complejo y requiere un diálogo abierto y constante. La observación de diferentes modelos, como el chino, nos permite identificar fortalezas y debilidades, y nos impulsa a buscar soluciones innovadoras que se adapten a las necesidades y aspiraciones de cada sociedad. El futuro de la gobernanza se construye a partir del análisis crítico y la búsqueda permanente de un equilibrio entre desarrollo y democracia.

La visita de la delegación del INAP a China, con su enfoque en la administración pública y la gobernanza, aporta una perspectiva valiosa a este debate. El intercambio de conocimientos y experiencias entre diferentes países es esencial para enriquecer la comprensión de los desafíos globales y buscar soluciones conjuntas. La colaboración internacional y el diálogo intercultural son claves para construir un futuro más justo y próspero para todos.

Fuente: El Heraldo de México