El silencio se ha apoderado de las redacciones deportivas de Castilla y León. Un silencio denso, cargado de incredulidad y tristeza. La noticia del fallecimiento de Javier Mardones ha golpeado con fuerza a quienes compartieron con él la pasión por el deporte, la adrenalina de la noticia y la camaradería de la profesión. Su voz, siempre vibrante al narrar las hazañas de nuestros equipos, se ha apagado. Su mirada, aguda y perspicaz a la hora de analizar la jugada, se ha cerrado para siempre. Pero su recuerdo, imborrable como la tinta con la que escribía sus crónicas, permanecerá vivo en el corazón de todos.

Javier no era solo un periodista deportivo. Era, ante todo, un apasionado del deporte en todas sus facetas. Desde las canchas de baloncesto, donde vibraba con cada canasta del Aula Cultural de Valladolid, hasta los circuitos de triatlón, donde competía con la misma entrega que demostraba en su trabajo, Mardones vivía el deporte con una intensidad contagiosa. Esa pasión, que trascendía la pantalla y llegaba directamente al espectador, era su sello distintivo. No se limitaba a informar, transmitía la emoción del deporte, la alegría del triunfo, la amargura de la derrota, con una autenticidad que lo convertía en un referente para la audiencia.

Su trayectoria en CyLTV es un testimonio de su dedicación y profesionalismo. Desde sus inicios, demostró una capacidad innata para conectar con la audiencia, para transmitir la esencia del deporte con un lenguaje claro y directo. No importaba si se trataba de una retransmisión en directo, una entrevista o un programa de análisis, Javier siempre imprimía su sello personal, esa mezcla de rigor informativo y pasión desbordante que lo hacía único.

Más allá de los focos y las cámaras, Javier era un hombre comprometido con el deporte de su tierra. Su labor como director de comunicación del CPLV y del Aula Cultural de Balonmano de Valladolid demuestran su implicación con el deporte base, con la formación de jóvenes talentos y con la promoción de los valores que el deporte representa. Su presidencia en el Club Olid Triathlon Team, disciplina en la que también participaba activamente, refleja su espíritu incansable, su afán de superación y su compromiso con la vida sana.

Las redes sociales se han inundado de mensajes de condolencia, de recuerdos emotivos, de anécdotas que dibujan el perfil de un profesional excepcional y, sobre todo, de una gran persona. "Me he quedado de piedra", "Un chaval excepcional", "Un apasionado del deporte". Frases cortas, cargadas de sentimiento, que reflejan el impacto que Javier Mardones tuvo en la vida de quienes lo conocieron.

Su partida deja un vacío inmenso en el periodismo deportivo de Castilla y León. Una voz que ya no resonará en las ondas, una pluma que ya no escribirá crónicas apasionadas. Pero su legado, su pasión, su entrega, permanecerán como un ejemplo para las nuevas generaciones de periodistas. Javier Mardones, el periodista que vivía el deporte con el alma, siempre estará presente en el recuerdo de quienes compartimos su camino. Descansa en paz, compañero.