
18 de julio de 2025 a las 09:30
Supera las secuelas
La negativa al diálogo con la oposición durante el sexenio anterior ha dejado una profunda huella en el panorama político mexicano. Más allá de simples diferencias ideológicas, la falta de comunicación entre el gobierno y la oposición se tradujo en una polarización exacerbada, limitando la posibilidad de consensos en temas cruciales para el país. Este distanciamiento, alimentado por la retórica de un presidente que etiquetaba a sus críticos como "antipatriotas", sembró la desconfianza y dificultó la construcción de puentes para el entendimiento.
Ahora, la nueva administración hereda no solo las consecuencias de las políticas implementadas, sino también un clima político enrarecido, donde la oposición, liderada por figuras como Alejandro Moreno Cárdenas, levanta la voz para cuestionar las decisiones del pasado y exigir transparencia. La sombra de la gestión anterior se proyecta sobre el presente, con interrogantes que aún demandan respuestas: el costo real del Tren Maya, la crisis en el sector salud, la escasez de medicamentos y vacunas. Estos temas, lejos de ser simples críticas, representan las preocupaciones de una ciudadanía que exige rendición de cuentas.
La compleja relación con Estados Unidos añade otro factor de tensión al escenario político. Las críticas a figuras clave como Marcelo Ebrard y Juan Ramón de la Fuente, en medio de las crecientes tensiones comerciales y migratorias, evidencian la fragilidad de la política exterior y la necesidad de una estrategia diplomática más sólida. La especulación sobre la posible salida de De la Fuente, aunque desmentida, ilustra la presión a la que se ve sometido el gobierno en un contexto internacional cada vez más complejo.
El endurecimiento de las políticas del presidente Trump ha generado profundas contradicciones dentro del propio partido Morena, que lucha por encontrar una cohesión interna mientras enfrenta los retos de una relación bilateral marcada por la incertidumbre. La extradición de Ovidio Guzmán López y su posterior declaración de culpabilidad en Estados Unidos añade un nuevo capítulo a esta historia, reabriendo el debate sobre la cooperación bilateral en materia de seguridad y las implicaciones para la soberanía nacional. En este contexto, las críticas de la oposición, aunque a veces percibidas como oportunistas, obligan al gobierno a reflexionar sobre sus acciones y a buscar soluciones que beneficien al país en su conjunto.
La falta de diálogo no solo impidió la construcción de consensos, sino que también profundizó la polarización social. La nueva administración tiene la oportunidad de romper con este círculo vicioso, abriendo espacios para el diálogo y la negociación con la oposición. Reconocer la legitimidad de las críticas y asumir la responsabilidad por las decisiones del pasado son pasos esenciales para recuperar la confianza ciudadana y construir un futuro más próspero y equitativo para todos los mexicanos. El reto es enorme, pero la recompensa, en términos de estabilidad política y desarrollo social, es incalculable.
Fuente: El Heraldo de México