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18 de julio de 2025 a las 09:30

Salva las Voces del Doblaje

La irrupción de la Inteligencia Artificial (IA) ha abierto un fascinante abanico de posibilidades en diversos campos, y el mundo del entretenimiento no es la excepción. Imaginen las infinitas posibilidades narrativas que se abren al poder generar voces sintéticas para personajes animados, videojuegos o incluso audiolibros. Sin embargo, este avance tecnológico trae consigo una serie de interrogantes cruciales sobre los derechos de los artistas, especialmente de los actores de doblaje, locutores y profesionales de la voz.

Es innegable que la IA puede ser una herramienta poderosa. Piensen en la posibilidad de acceder a contenido doblado a idiomas minoritarios, o en la capacidad de restaurar grabaciones antiguas dañadas. La IA podría, incluso, permitir que un actor de doblaje "interprete" un personaje en un idioma que desconoce, abriendo puertas a la internacionalización del talento. Pero, ¿a qué costo?

La experiencia de dar voz a un personaje animado va mucho más allá de simplemente leer un guión. Implica un profundo trabajo de interpretación, donde el actor aporta su propia sensibilidad, creatividad y matices emocionales. Es un arte que requiere años de formación y práctica, y que dota a cada personaje de una personalidad única e irrepetible. ¿Puede una máquina, por muy sofisticada que sea, replicar la magia de la interpretación humana?

La preocupación por la posible sustitución de los actores de doblaje por voces sintéticas es legítima. La IA, en su capacidad de clonar voces, podría utilizarse para generar contenido sin la autorización ni la remuneración justa a los artistas. Esto no solo representa una violación de sus derechos de autor, sino también una amenaza a la diversidad y la calidad del doblaje. Imaginen un mundo donde todas las voces sean generadas por una máquina, perdiendo la riqueza y la singularidad que aportan los actores de doblaje.

Es fundamental, por tanto, establecer un marco legal claro que proteja los derechos de los artistas en la era de la IA. Experiencias como la de Dinamarca, que ha iniciado reformas para proteger la identidad digital de sus ciudadanos, incluyendo su voz y su imagen, son un ejemplo a seguir. Necesitamos leyes que garanticen que la IA se utilice de manera ética y responsable, reconociendo y remunerando el trabajo de los artistas.

No se trata de demonizar la tecnología, sino de encontrar un equilibrio que permita su desarrollo sin perjudicar a los creadores. La IA y los artistas pueden coexistir y enriquecerse mutuamente. Imaginemos, por ejemplo, herramientas de IA que ayuden a los actores de doblaje a mejorar su técnica o a adaptar su voz a diferentes registros. La clave está en la colaboración y el diálogo entre los desarrolladores de tecnología, los artistas y los legisladores.

Es necesario promover acuerdos que garanticen una participación justa para los artistas en los beneficios generados por la IA. El talento, la creatividad y la sensibilidad humana son irremplazables, y deben ser protegidos y valorados. El futuro del doblaje y de la industria del entretenimiento en general depende de nuestra capacidad para construir un ecosistema donde la tecnología y el arte puedan convivir en armonía. El debate está abierto, y es crucial que todos participemos en la construcción de un futuro justo y sostenible para la creación artística.

Fuente: El Heraldo de México