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18 de julio de 2025 a las 19:50

¡Otra vez! Millonario robo de oro y plata en Jalisco

La trama se complica. Lo que comenzó como el robo multimillonario de un cargamento de oro y plata, ahora se transforma en una historia llena de incongruencias, silencios sospechosos y un segundo robo aún más audaz. La minera Grupo Bacis, inicialmente, ubicó el primer robo en una caseta de peaje inexistente, para luego rectificar y señalar otra ubicación. Este cambio, sumado a la reticencia inicial del transportista para denunciar el crimen, sembró la duda y encendió las alarmas de las autoridades. ¿Un intento de despistar? ¿Complicidad interna? Las preguntas flotan en el aire como el polvo que levanta el viento en un camino desértico.

Ahora, el segundo robo de la góndola, directamente desde un depósito vehicular, añade una capa de misterio aún más densa. Imaginen la escena: un corralón, supuestamente seguro, custodiando un vehículo con un botín millonario. De pronto, irrumpen sujetos armados, se apoderan del camión y desaparecen sin dejar rastro. ¿Cómo es posible burlar la seguridad de un lugar así? ¿Hubo colaboración desde adentro? El silencio del propietario del depósito, quien supuestamente llamó al 911 pero nunca presentó una denuncia formal, es ensordecedor. Su testimonio, de que "llegaron varios sujetos armados y se llevaron el camión", suena casi a una justificación, una excusa preparada de antemano.

La Fiscalía de Jalisco, encabezada por Salvador González, tiene un rompecabezas complejo por resolver. No se trata solo de recuperar el oro y la plata robados, sino de desentrañar la red de complicidades que parece tejerse alrededor de este caso. Las investigaciones deben apuntar en todas las direcciones: desde la minera, pasando por la empresa transportista, hasta el personal del depósito vehicular. Nadie puede quedar exento del escrutinio.

La presión sobre las autoridades jaliscienses es enorme. La opinión pública exige respuestas, claridad y justicia. Este no es un simple robo, es un desafío a la seguridad y un golpe a la confianza en las instituciones. La cantidad de oro y plata sustraída es impactante, pero aún más preocupante es la facilidad con la que se perpetraron ambos robos. ¿Qué garantías tienen las empresas que operan en la región? ¿Cómo se puede asegurar la integridad de sus bienes y la seguridad de sus empleados?

El caso de la góndola robada dos veces se convierte en un símbolo de la vulnerabilidad del sistema. Un recordatorio de que la delincuencia organizada puede infiltrarse en cualquier nivel, burlando controles y corrompiendo voluntades. La Fiscalía de Jalisco tiene la responsabilidad de llegar hasta el fondo de este asunto, desmantelar la red criminal y enviar un mensaje claro: la impunidad no tiene cabida en Jalisco. El tiempo corre y cada día que pasa sin respuestas, la sombra de la duda crece y la confianza se erosiona. El futuro de las investigaciones determinará no solo el destino del oro y la plata robados, sino también la credibilidad de las instituciones encargadas de impartir justicia.

Fuente: El Heraldo de México