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18 de julio de 2025 a las 22:35

La millonaria deuda de Pablo Layle tras salir de prisión

La sombra de la incertidumbre continúa cernida sobre el actor Pablo Lyle. Tras las rejas en una prisión estadounidense, condenado por homicidio involuntario, ahora se enfrenta a un nuevo desafío legal que podría costarle una fortuna: una demanda civil que asciende a la desorbitante cifra de 90 millones de pesos mexicanos. Este nuevo capítulo en la tragedia que marcó la vida del actor sinaloense y la familia de Juan Ricardo Hernández, la víctima del incidente vial, amenaza con prolongar el sufrimiento y la tensión para ambas partes.

Más allá de las frías paredes de la prisión, la vida de la familia Hernández ha quedado marcada por la ausencia. La viuda de Juan Ricardo, sin empleo al momento del accidente, ha tenido que enfrentar no solo el dolor de la pérdida, sino también la precariedad económica. A esto se suman los gastos funerarios, las sesiones de terapia psicológica para intentar sanar las heridas emocionales, y la incertidumbre de un futuro sin el soporte económico del fallecido. Es en este contexto de profunda vulnerabilidad que la familia busca una reparación económica que, si bien no devolverá la vida de Juan Ricardo, al menos les brindará un respiro ante la adversidad.

El hijo del fallecido, decidido a buscar justicia para su familia, ha interpuesto la demanda civil contra Pablo Lyle. A diferencia del proceso penal, que ya culminó con la condena del actor, este nuevo proceso se centra en la compensación económica por los daños y perjuicios causados. La demanda, que oscila entre uno y cinco millones de dólares, representa un monto considerable que podría poner en jaque la estabilidad financiera del actor una vez que recupere su libertad.

El camino legal se presenta complejo y lleno de obstáculos. La audiencia inicial, programada para junio de 2025, tuvo que ser pospuesta debido a la falta de representación legal del actor y a la renuncia del abogado de la familia Hernández. Esta demora no hace más que aumentar la tensión y la incertidumbre para ambas partes, prolongando la agonía de un proceso que parece no tener fin. La nueva fecha, fijada para el 31 de julio, se vislumbra como un punto crucial en este nuevo capítulo legal.

Mientras tanto, tras las rejas, Pablo Lyle se aferra a la esperanza de una posible libertad condicional en diciembre de 2026. Si bien su buen comportamiento podría permitirle cumplir solo el 85% de su condena, la sombra de la demanda civil lo seguirá persiguiendo incluso fuera de prisión. Este proceso, con su alto impacto económico y el estigma público que conlleva, se convertirá en un peso adicional que el actor deberá cargar, un recordatorio constante de la tragedia que cambió su vida para siempre.

La historia de Pablo Lyle es un triste recordatorio de las consecuencias devastadoras que pueden derivar de un momento de ira. Un incidente vial que en segundos transformó la vida de dos familias, dejando a su paso un reguero de dolor, incertidumbre y costosos procesos legales. Mientras el actor espera su posible liberación, la batalla legal continúa, dejando en el aire la pregunta de si alguna vez se podrá alcanzar una verdadera justicia y reparación para todas las partes involucradas.

Fuente: El Heraldo de México