
18 de julio de 2025 a las 09:00
Justicia para el Payaso Soldadín
La sombra del linchamiento aún se cierne pesada sobre Tuxtepec, Oaxaca. Han pasado tres meses desde el brutal asesinato de Cayetano San Juan, el Payaso Soldadín, y la herida en la comunidad sigue abierta. La reciente detención de tres individuos, Daniel "N" de 35 años, Bartolo "N" de 37 y otro Daniel "N" de 32, arroja un rayo de luz, aunque tenue, sobre la oscura noche del 24 de marzo en la colonia El Esfuerzo. La Fiscalía General del Estado, en conjunto con la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI) y la Vicefiscalía Regional de Justicia en la Cuenca de Papaloapan, los señala como los presuntos instigadores de la violencia que culminó con la trágica muerte del payaso. Ahora, en manos de un Juez de Control, se definirá su situación jurídica y las medidas cautelares que enfrentarán por el delito de homicidio.
Pero más allá de los procedimientos legales, persiste la incógnita, el clamor por la verdad. ¿Qué llevó a una multitud a tomar la justicia por su propia mano? La acusación de agresión sexual contra una mujer, lanzada en medio de la confusión y el alcohol, fue el detonante. Un rumor que se propagó como la pólvora, avivado por la furia y la indignación, transformando a un grupo de personas en jueces y verdugos. Los tres detenidos, presuntamente, encendieron la mecha, manipulando el dolor y la rabia, conduciendo a la turba hacia la barbarie.
La imagen de Cayetano San Juan, sometido, golpeado, rociado con gasolina, es una dolorosa estampa de la fragilidad de la vida y la oscuridad que puede anidar en el corazón humano. Los paramédicos, impotentes ante la negativa de la multitud, tuvieron que esperar la llegada de la hermana del payaso para poder trasladarlo al hospital. Diez horas de agonía, diez horas en las que la vida se escapaba lentamente, diez horas que pesan como una losa sobre la conciencia colectiva.
El testimonio de su vecina resuena con la fuerza de la verdad: "Estaba agonizando, prácticamente no lo atendieron, él murió por no recibir atención médica (…) era un ser muy noble con su mamá, con sus hermanos, no era una persona así como dicen". Palabras que dibujan el retrato de un hombre sencillo, cariñoso, lejos de la imagen monstruosa que se construyó en medio del caos.
La ausencia de una denuncia formal ante el Ministerio Público por la supuesta agresión sexual deja un vacío legal y moral aún más profundo. La justicia por mano propia no solo arrebató la vida de Cayetano San Juan, sino que también manchó las manos de quienes participaron en el linchamiento y sembró la duda en la comunidad. ¿Se hizo justicia o se cometió una injusticia aún mayor? El peso de esta pregunta seguirá presente mientras se busca la verdad y se espera que la justicia, ahora sí, se imparta con todo el rigor de la ley. El caso del Payaso Soldadín es un llamado a la reflexión, una advertencia sobre los peligros de la desinformación, la manipulación y la violencia desatada. Un recordatorio de que la justicia no se encuentra en las manos de la multitud, sino en el imperio de la ley.
Fuente: El Heraldo de México