
18 de julio de 2025 a las 22:15
Jara: Juárez inspira la transformación
La figura imponente de Benito Juárez, el Benemérito de las Américas, se alzó una vez más en la memoria colectiva de la nación mexicana durante la conmemoración de su 153 aniversario luctuoso. El eco de su nombre resonó en los muros de Palacio Nacional, recordándonos la vigencia inquebrantable de sus ideales y la profunda huella que dejó en la historia de México. No se trató simplemente de un acto protocolario, sino de una verdadera reafirmación de los valores que Juárez defendió con la fuerza de su convicción y la claridad de su visión.
El Gobernador Salomón Jara Cruz, presente en la ceremonia encabezada por la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, no solo honró la memoria del ilustre oaxaqueño, sino que también trazó un paralelismo entre el México de Juárez y el México de hoy. Sus palabras resonaron con la fuerza de la esperanza, recordándonos que la transformación hacia un país más justo, un país donde el bienestar alcance a todas y todos, sigue siendo la bandera que debemos enarbolar. En un contexto global marcado por la incertidumbre y la desigualdad, la figura de Juárez se erige como un faro, iluminando el camino hacia una sociedad más equitativa y solidaria.
La vida de Juárez, desde sus humildes orígenes en Guelatao hasta la cima del poder político, es una lección de perseverancia y compromiso. Un hombre que, proveniente de una comunidad indígena y enfrentando la adversidad, logró escalar peldaños en una época convulsa, utilizando el poder no para su beneficio personal, sino para impulsar reformas legales que sentaron las bases de un México moderno. Su legado, como bien se recordó en la ceremonia a la que asistió el presidente municipal de Guelatao, Isaías García Soto, es un testimonio vivo de la lucha inclaudicable por los derechos civiles, el respeto irrestricto a la ley y la defensa a ultranza de la soberanía nacional. Juárez no solo gobernó, sino que inspiró; no solo legisló, sino que transformó.
La guardia de honor montada frente a la escultura sedente de Benito Juárez, en el solemne Patio Mariano de Palacio Nacional, fue mucho más que un gesto simbólico. Fue un acto de reconocimiento a la grandeza de un hombre que supo poner su inteligencia y su determinación al servicio de la patria. El minuto de silencio que se guardó en su memoria se convirtió en un minuto de reflexión, un espacio para meditar sobre la importancia de la honestidad en la gestión pública, la dedicación al trabajo como motor del progreso y el compromiso ineludible con el destino de la nación.
En estos tiempos de cambio y desafío, el legado de Benito Juárez cobra una relevancia singular. Su ejemplo nos invita a recordar que la transformación social es posible, que la lucha por la justicia es un imperativo moral y que la defensa de la soberanía es un deber inalienable. Recordar a Juárez no es solo evocar el pasado, sino proyectarnos hacia el futuro, un futuro donde los valores que él encarnó –honestidad, trabajo y patriotismo– sean los pilares de un México más próspero y justo para todos. Su vida y su obra nos recuerdan que la grandeza no reside en el poder, sino en el servicio; no en la riqueza, sino en la integridad; no en la ambición personal, sino en el amor a la patria.
Fuente: El Heraldo de México