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18 de julio de 2025 a las 09:30

El Regreso de Chávez

El fantasma de la explotación laboral se cierne de nuevo sobre los campos de cultivo, las fábricas y las ciudades de Estados Unidos. A pesar de las décadas transcurridas, el eco de las luchas de César Chávez resuena con una fuerza inquietante, recordándonos que la historia, aunque no se repite de forma idéntica, sí tiende a rimar. La maquinaria de la represión, encarnada hoy en el ICE y el DHS, continúa acechando a la comunidad migrante latina, principalmente mexicana, con redadas, detenciones arbitrarias y deportaciones exprés que desgarran familias y comunidades. La sombra de la injusticia se alarga sobre miles de hombres y mujeres que, con su trabajo silencioso y constante, sostienen la economía de este país.

Los datos fríos y crudos de las estadísticas nos hablan de más de 30 mil arrestos en lo que va del año, pero detrás de cada número hay una historia de vida truncada, una familia destrozada, un sueño roto. Imaginemos a la madre que no pudo regresar a casa con sus hijos, al jornalero que trabajó arduamente sin poder cobrar su salario, al estudiante que regresó de la escuela y encontró su hogar vacío. ¿Cómo podríamos mirar a los ojos a esos niños, a esas familias, y decirles que la justicia ha prevalecido?

El legado de César Chávez nos interpela con fuerza en estos tiempos oscuros. Su lucha incansable por la dignidad de los trabajadores del campo, su defensa de los derechos humanos de los migrantes, su grito de "¡Sí se puede!" adquiere una nueva resonancia, un nuevo sentido de urgencia. No podemos permitir que la historia se repita. No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras miles de personas son tratadas como criminales, mientras se les niega el respeto y la dignidad que merecen como seres humanos.

La amenaza latente de "Un día sin mexicanos" cobra fuerza en este contexto de represión. No se trata de una amenaza vacía, sino de una realidad palpable. Si los migrantes desaparecieran, la economía de este país se paralizaría. Los campos de cultivo quedarían desiertos, las fábricas silenciosas, los restaurantes vacíos. La ironía es cruel: se les rechaza, se les persigue, se les criminaliza, pero se depende de ellos. Se construye un país sobre sus espaldas, mientras se les niega el derecho a pertenecer.

Es hora de alzar la voz, de unirnos en solidaridad con la comunidad migrante. Es hora de exigir justicia, respeto y dignidad para todos. El legado de César Chávez nos ilumina el camino. Su lucha nos inspira a seguir adelante, a no claudicar en la defensa de los derechos humanos. No podemos permitir que el miedo y la discriminación triunfen. Debemos recordar que la verdadera fuerza de un país reside en su gente, en su diversidad, en su capacidad de acoger y de integrar. La lucha migrante no ha terminado, y hoy más que nunca, debemos unirnos para que la historia no se repita. Debemos construir un futuro donde todos, sin importar su origen o su estatus migratorio, tengan la oportunidad de vivir con dignidad y respeto. La lucha continúa.

Fuente: El Heraldo de México