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19 de julio de 2025 a las 02:45

¿Dónde está Ana Amelí?

La angustia se palpa en el aire. Cada minuto que pasa es una daga en el corazón de Vanessa Gámez, madre de Ana Amelí, quien desapareció en el imponente, pero a la vez inclemente, Ajusco. Imaginen la escena: una joven, llena de vida, con la ilusión de conquistar la cima del Pico del Águila, se adentra sola en la montaña. Sus amigos, por razones aún desconocidas, no llegan a la cita. La incertidumbre se convierte en una sombra que se alarga con cada hora que transcurre. Un testigo asegura haberla visto en la cumbre, entre las 19:00 y las 21:00 horas, pero después… nada. El silencio de la montaña es ensordecedor.

Las autoridades, en conjunto con la Brigada de Rescate del Socorro Alpino de México A.C., se han movilizado en una carrera contra el tiempo. Más de cien personas, organizadas en células de búsqueda, peinan la zona. Drones surcan el cielo, un helicóptero sobrevuela el terreno, cartografías detalladas guían los pasos de los rescatistas. El Ajusco, con sus casi 4,000 metros de altura sobre el nivel del mar, sus bajas temperaturas y sus climas extremos, se convierte en un desafío formidable. La experiencia de María Teresa Ortega, presidenta de la brigada de rescate, nos recuerda la peligrosidad de adentrarse en estas tierras sin el equipo adecuado. ¿Estaba Ana Amelí preparada para afrontar las inclemencias del tiempo? ¿Contaba con el equipo necesario para una excursión de este tipo? Las preguntas se acumulan, alimentando la angustia y la desesperación.

La petición de ayuda de Vanessa Gámez a la presidenta Claudia Sheinbaum, desde el púlpito de la conferencia matutina, refleja la desesperación de una madre que se aferra a la esperanza. La imagen de Ana Amelí, joven estudiante de Biología de la UNAM, se ha difundido por todos los medios. Las redes sociales se han convertido en un clamor colectivo: #Tlalpan #Cdmx #Ajusco #UNAM. Cada hashtag es un grito de auxilio, una plegaria para que aparezca sana y salva.

La investigación se extiende. Se han entrevistado a vecinos del pueblo originario de Parres, se han recorrido puntos clave como “El Abrevadero” y el trayecto de “La Cantimplora” a “Cerro La Cruz de Márquez”. Cada pista, por pequeña que sea, se analiza minuciosamente. La cronología de los hechos, desde la salida de Ana Amelí de su domicilio en la colonia Héroes de 1910 el 12 de julio, hasta la intensificación de la búsqueda en los días posteriores, se revisa una y otra vez. ¿Hay algo que se nos escapa? ¿Existe alguna pieza del rompecabezas que no encaja?

En las redes sociales, la incertidumbre da paso a la especulación. Usuarios expresan su preocupación, comparten teorías, se preguntan si la desaparición de Ana Amelí fue voluntaria o si hay algo más detrás. La frase "Algo me dice que esto no fue normal" resuena en los comentarios. La sospecha de un posible secuestro se cierne sobre el caso, aumentando la tensión y la angustia.

La búsqueda continúa. La esperanza, aunque tenue, se mantiene viva. Cada día que pasa, la solidaridad de la gente se hace más palpable. Las fotos compartidas en redes sociales, la difusión del boletín de búsqueda, las brigadas de voluntarios que se suman a la búsqueda, son testimonio de la fuerza de la comunidad y del poder de la esperanza en medio de la tragedia.

Fuente: El Heraldo de México