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18 de julio de 2025 a las 08:15

Corre y descubre la línea más corta del Metro CDMX

Adentrémonos en las entrañas de la Ciudad de México, un laberinto de concreto y acero donde el Metro se erige como el titán del transporte. Millones de almas navegan diariamente por sus venas de acero, un flujo constante de humanidad que late al ritmo de las 12 líneas que componen esta red subterránea. Imaginen, más de 2 millones de personas, una cifra asombrosa, movilizándose día tras día a través de 226 kilómetros de vías. Un microcosmos en movimiento perpetuo.

Pero, ¿alguna vez se han detenido a pensar en las particularidades de cada línea? Más allá de la vorágine diaria, cada una tiene su propia historia, sus propios secretos. Tomemos como ejemplo la Línea 12, la gigante de la red, con sus impresionantes 25.1 kilómetros que conectan Tláhuac con Mixcoac. ¡Imaginen! Es una distancia superior a la de un maratón. Si un atleta corriera la longitud de esta línea, ¡superaría la mítica prueba de los 42 kilómetros!

En el otro extremo del espectro, encontramos a la discreta Línea 4, una ruta que se extiende por 10.7 kilómetros, uniendo Martín Carrera y Santa Anita. Esta distancia, aunque modesta en comparación con la Línea 12, resulta sorprendentemente familiar para los aficionados al running. Es la medida exacta de muchas carreras populares que se celebran cada domingo en el emblemático Paseo de la Reforma o en el verde oasis del Bosque de Chapultepec. Piénsenlo, la próxima vez que se preparen para una carrera de 10K, estarán recorriendo virtualmente la Línea 4. Quizás, incluso, podrían considerar un entrenamiento a lo largo de su trazado, casi perfectamente recto, una pista de entrenamiento subterránea.

La Línea 4, además de su peculiar longitud, guarda otros secretos. Es la línea menos transitada de toda la red, un remanso de paz en comparación con la bulliciosa Línea 2. Mientras que esta última transportó a 43 millones de pasajeros entre enero y marzo de 2025, la Línea 4 apenas rozó los 5.8 millones. Una diferencia abismal que refleja la dinámica particular de cada ruta.

Esta baja afluencia se ve reflejada también en sus estaciones. Cinco de ellas, Santa Anita, Consulado, Talismán, Bondojito y Morelos, se encuentran entre las 20 menos concurridas de toda la red. Santa Anita, en particular, ostenta el segundo lugar en este singular ranking, con una media de 1,742 pasajeros diarios, superada únicamente por Deportivo 18 de Marzo de la Línea 6.

Pero la Línea 4 no solo se distingue por su tranquilidad. Guarda en su seno un tesoro paleontológico. Durante su construcción, a finales de los años 70, en el cruce de las avenidas Talismán y Congreso de la Unión, se desenterraron los restos fósiles de un mamut que habitó la Cuenca de México hace aproximadamente 12,000 años. Un vestigio de una era remota, cuando la ciudad era un vasto paisaje de lagos y pantanos, hogar de mamuts, bisontes, dromedarios y armadillos gigantes. Imaginen, ¡un mamut paseando por donde hoy en día circula el metro!

Desde la inauguración de la Línea 4, el 29 de agosto de 1981, esta osamenta, testigo silencioso de un pasado lejano, se exhibe bajo un domo en la entrada oriente de la estación Talismán. Un recordatorio tangible de la historia profunda que yace bajo nuestros pies, un encuentro con el pasado en el corazón del presente. Así que, la próxima vez que viajen en la Línea 4, recuerden que no solo se están desplazando por la ciudad, sino también a través del tiempo.

Fuente: El Heraldo de México