El mundo de la delincuencia a menudo nos sorprende con sus intrincadas redes y métodos cada vez más sofisticados. En esta ocasión, nos adentramos en la turbia realidad de las "goteras" o "viudas negras", mujeres que utilizan la seducción como arma para robar a hombres desprevenidos. El testimonio de una ex "gotera", que prefiere mantener su identidad en el anonimato, nos revela los detalles escalofriantes de este modus operandi que ha sembrado la alarma en varios países de América Latina.

Su relato, ofrecido en exclusiva al programa "Telenoche" de Teletrece, pone al descubierto la frialdad y la precisión con la que estas mujeres operan. Describe cómo, armadas con goteros cargados con potentes sedantes como Clonazepam y Rivotril líquido, acechan a sus víctimas en bares y discotecas, principalmente en zonas turísticas. Palermo, en Buenos Aires, Argentina, era su territorio de caza predilecto, donde los turistas extranjeros, desorientados y con ganas de disfrutar de la noche, se convertían en presas fáciles.

La ex "gotera" relata con crudeza cómo la seducción es el primer paso de su macabro plan. Con halagos y promesas de una noche inolvidable, ganan la confianza de sus víctimas y las convencen de continuar la fiesta en un lugar más privado. Ya sea en un hotel o en un apartamento, aprovechan cualquier descuido para verter las gotas de sedante en la bebida del hombre, sumiéndolo en un profundo sueño que les permite robar sus pertenencias sin resistencia alguna.

La elección de turistas como objetivo no es casual. La fugacidad de su estancia dificulta la presentación de denuncias, sumado a la vergüenza que muchos hombres sienten al ser víctimas de este tipo de engaño. Esta impunidad ha propiciado el aumento de casos en ciudades como Buenos Aires, donde las autoridades han implementado letreros de alerta en establecimientos nocturnos y operativos policiales para frenar la actividad de estas bandas.

Pero, ¿qué lleva a una mujer a adentrarse en este peligroso mundo? La ex "gotera" confiesa que la "facilidad" para obtener dinero fue su principal motivación. Sin embargo, la creciente competencia y el riesgo latente de una sobredosis accidental que pudiera tener consecuencias fatales la llevaron a abandonar esta actividad. La proliferación de "goteras" ha convertido la búsqueda de víctimas en una "pelea" constante, incrementando la presión y el peligro.

El testimonio de esta mujer no solo nos alerta sobre una modalidad delictiva en auge, sino que también nos invita a reflexionar sobre la vulnerabilidad a la que estamos expuestos en nuestro día a día. La precaución y la desconfianza, aunque a veces parezcan excesivas, pueden ser nuestras mejores aliadas para evitar caer en las redes de estas "viudas negras" modernas. La historia de esta ex "gotera" es un recordatorio de que la realidad, a menudo, supera la ficción.