
18 de julio de 2025 a las 08:20
Adiós a las miniaturas: botellas grandes en el avión
Imagínense un futuro cercano, un futuro donde la tediosa tarea de vaciar nuestras bolsas de aseo en minúsculos envases de 100 ml antes de abordar un vuelo sea cosa del pasado. Un futuro donde el estrés de olvidar un bote de champú de tamaño regular en el equipaje de mano no nos condene a comprar uno a precio de oro en las tiendas del aeropuerto. Ese futuro, amigos viajeros, podría estar a la vuelta de la esquina.
La regla 3-1-1, esa compañera inseparable de nuestros viajes aéreos desde 2006, podría estar viviendo sus últimos días. La Secretaria del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Kristi Noem, ha sembrado la esperanza en nuestros corazones viajeros al insinuar la posible eliminación de esta restricción gracias a los avances tecnológicos en materia de seguridad aeroportuaria. Noem pinta un panorama idílico: pasar por el control de seguridad en un minuto, sin detenernos a sacar líquidos ni dispositivos electrónicos. Una experiencia de viaje más fluida, más rápida, más acorde con las exigencias del siglo XXI.
La clave de esta revolución silenciosa reside en los escáneres de tomografía computarizada (CT). Estas maravillas tecnológicas, ya presentes en aeropuertos como Atlanta, Nueva York JFK y Los Ángeles, generan imágenes tridimensionales que permiten a los agentes de seguridad identificar objetos prohibidos con una precisión sin precedentes. Olvídense de las bolsas de plástico transparentes y los límites de 100 ml: los escáneres CT ven a través de todo, distinguiendo entre un inocente frasco de perfume y una potencial amenaza.
El DHS, consciente del potencial de esta tecnología, está trabajando codo con codo con empresas del sector para implementar programas piloto que permitan el transporte de líquidos en envases de mayor tamaño en vuelos domésticos desde aeropuertos equipados con escáneres CT. Si todo marcha según lo previsto, esta medida se extenderá a más aeropuertos entre finales de 2025 y principios de 2026. Crucemos los dedos.
Este cambio no sería el primero en la búsqueda de una experiencia de viaje más ágil y cómoda. Recientemente, la TSA eliminó la obligatoriedad de quitarse los zapatos en los controles de seguridad de los aeropuertos equipados con escáneres avanzados. Un pequeño paso para la TSA, un gran salto para la comodidad del viajero.
Si bien la eliminación de la regla 3-1-1 aún no es oficial, las señales son alentadoras. Nos encontramos en un punto de inflexión, a las puertas de una nueva era en la seguridad aeroportuaria. Una era donde la tecnología se pone al servicio del viajero, facilitando el proceso de embarque y permitiéndonos centrarnos en lo verdaderamente importante: disfrutar del viaje.
Sin embargo, es importante recordar que, mientras la implementación de los escáneres CT se completa, la regla 3-1-1 sigue vigente en la mayoría de los aeropuertos. Por lo tanto, se recomienda a los viajeros verificar las normativas específicas del aeropuerto de salida antes de emprender su viaje. Manténganse informados, consulten las páginas web de los aeropuertos y de la TSA, y prepárense para un futuro donde viajar será, por fin, un poco más ligero.
¿Se imaginan la cantidad de tiempo que ahorraremos? ¿Y la tranquilidad de no tener que preocuparnos por decantar nuestro champú favorito en un pequeño botecito? La revolución de los viajes aéreos está en marcha, y promete hacer nuestra experiencia mucho más placentera.
Fuente: El Heraldo de México