Una tragedia ha ensombrecido las soleadas costas de Albufeira, Portugal, dejando a dos familias británicas devastadas y planteando interrogantes sobre la seguridad en las instalaciones hoteleras. Dos jóvenes turistas, Rey Edonmi de 29 años y Mo Lisau de 27, perdieron la vida en la piscina de un hotel en circunstancias que aún se investigan, aunque las primeras hipótesis apuntan a un fatal accidente relacionado con el peculiar diseño de la alberca.

El descubrimiento de los cuerpos en el fondo de la piscina conmocionó al personal del hotel y a los demás huéspedes. La policía local, tras una primera inspección, descartó la presencia de alcohol o drogas en los cuerpos de los jóvenes, lo que desvió la atención hacia la propia estructura de la piscina. Según fuentes policiales citadas por medios portugueses, el diseño de la alberca es "muy extraño", presentando una zona central profunda de aproximadamente tres metros, rodeada por áreas de menor profundidad. Esta configuración, aparentemente engañosa, podría haber confundido a los jóvenes, quienes, según las investigaciones, no sabían nadar.

Testigos presenciales afirman haber visto a Rey y Mo conversando animadamente con un grupo de chicas cerca de la piscina, momentos antes de la tragedia. Se especula que, en un intento de refrescarse o quizás impresionar a sus nuevas amistades, se adentraron en la zona profunda sin ser conscientes del cambio drástico en la profundidad. La falta de señalización adecuada o de medidas de seguridad adicionales en la zona de mayor profundidad podrían haber contribuido al fatal desenlace.

Este trágico suceso reabre el debate sobre la responsabilidad de los establecimientos hoteleros en la prevención de accidentes, especialmente en áreas como las piscinas, donde la seguridad debe ser una prioridad absoluta. ¿Son suficientes las medidas de seguridad actuales? ¿Se informa adecuadamente a los huéspedes sobre las características y posibles riesgos de las instalaciones? ¿Se debería exigir una formación específica al personal para reaccionar ante situaciones de emergencia? Estas son algunas de las preguntas que surgen a raíz de este lamentable incidente.

Mientras tanto, en el Reino Unido, familiares y amigos de Rey y Mo lloran su pérdida. Las redes sociales se han llenado de mensajes de condolencia y recuerdos de los dos jóvenes, descritos como personas amables, alegres y llenas de vida. “Te fuiste demasiado pronto, pero nunca te olvidaremos”, escribieron los allegados a Rey. “En amorosa memoria de un hermano cuya amabilidad, risa y calidez nunca serán olvidadas”, dedicaron a Mo.

La investigación policial continúa abierta para esclarecer completamente las circunstancias del accidente. Este caso sirve como un doloroso recordatorio de la importancia de la precaución y la responsabilidad, tanto individual como colectiva, a la hora de disfrutar de espacios de ocio como las piscinas. También pone de manifiesto la necesidad de revisar y fortalecer las medidas de seguridad en las instalaciones hoteleras para evitar que tragedias como esta se repitan. El eco de las risas de Rey y Mo se ha apagado demasiado pronto, dejando un vacío imposible de llenar y una lección que no debemos olvidar.