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17 de julio de 2025 a las 16:40

Perros: ¿Emociones que sanan?

El fascinante mundo canino nos sorprende una vez más. No solo nos acompañan con lealtad incondicional, sino que su prodigioso olfato se ha convertido en una herramienta invaluable en la detección temprana de enfermedades, desde el cáncer hasta la diabetes. Sin embargo, un reciente estudio de la UNAM y la Universidad de Bristol, liderado por la veterinaria Sharyn Bistre Dabbah, arroja luz sobre un factor crucial que hasta ahora había pasado desapercibido: el impacto del estado emocional del perro en su capacidad olfativa.

Imaginen un perro optimista, rebosante de energía y con una actitud positiva ante la vida. Este can, según la investigación, se lanza a la aventura de la detección con entusiasmo, a veces tomando decisiones arriesgadas, impulsado por la esperanza y la confianza. En contraste, un perro con un temperamento más pesimista, actúa con cautela, analizando cada olor con minuciosidad antes de dar una alerta. ¿Cuál de los dos perfiles es más efectivo en la detección de enfermedades? La respuesta, como suele suceder en la ciencia, es compleja y matizada.

El estudio, que involucró a 58 perros entrenados en detección médica, reveló una correlación directa entre el estado de ánimo del animal y su precisión. Los perros optimistas, con su alegría contagiosa y su desenvoltura, demostraron ser más propensos a falsos positivos. Su entusiasmo, si bien admirable, a veces les juega en contra, llevándolos a alertar sobre la presencia de un olor que no corresponde a la enfermedad buscada.

Por otro lado, los perros pesimistas, con su actitud reservada y su meticulosidad, minimizarían los errores, ofreciendo una mayor fiabilidad en sus diagnósticos olfativos. Su cautela, lejos de ser un obstáculo, se convierte en una garantía de precisión, especialmente en tareas tan delicadas como la detección de enfermedades.

Este descubrimiento abre un nuevo capítulo en el entrenamiento de perros de asistencia médica. Hasta ahora, la atención se centraba principalmente en el desarrollo del olfato, dejando de lado la dimensión emocional. La investigación de Bistre Dabbah nos invita a repensar las metodologías de entrenamiento, incorporando técnicas que permitan equilibrar el estado emocional del animal, potenciando sus fortalezas y minimizando sus debilidades.

¿Significa esto que debemos buscar perros pesimistas para la detección de enfermedades? No necesariamente. La clave radica en comprender la individualidad de cada perro, identificando su perfil emocional y adaptando el entrenamiento a sus características específicas. Un perro optimista, con la guía adecuada, puede aprender a canalizar su entusiasmo, mientras que un perro pesimista puede ganar confianza y seguridad en sí mismo.

En definitiva, este estudio nos recuerda que los perros, al igual que los humanos, son seres complejos con una rica vida emocional. Reconocer y valorar esta dimensión no solo mejora su bienestar, sino que también potencia sus habilidades, convirtiéndolos en aliados aún más valiosos en la lucha contra las enfermedades. El futuro de la detección médica canina se vislumbra prometedor, con la emoción y la olfacción trabajando en perfecta armonía. Y es que, en el complejo universo canino, la nariz y el corazón se unen para ofrecernos un futuro más saludable.

Fuente: El Heraldo de México