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17 de julio de 2025 a las 06:20

Novatada mortal: Normalista culpable

La sombra de la violencia se cierne de nuevo sobre la Escuela Normal Rural "Lázaro Cárdenas del Río" en Tenancingo. Un año después del brutal asesinato de Brayan Isidro “Z”, la justicia empieza a tomar forma. Saúl Adán Barrios Aldana, alias "El Prins" o "El Princes", ha sido declarado culpable. Un veredicto que, si bien trae cierto alivio, no borra el dolor ni la indignación que aún perdura en la comunidad.

El eco de los golpes, de los tubos y los palos contra el cuerpo de Brayan, resuena todavía en los pasillos de la institución. Una tragedia anunciada, según la familia del joven, que denunció las agresiones previas que sufría. Un descanso médico de quince días, un breve respiro ante la tormenta que se avecinaba. Brayan regresó a clases el 7 de julio de 2024, con la esperanza, quizás, de que el infierno hubiera terminado. Cinco días después, su vida se apagaba a manos de sus propios compañeros.

La Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM), tras una ardua labor de investigación, recopilando testimonios, analizando videograbaciones, ha logrado desenmascarar la brutalidad de los hechos. Saúl Adán Barrios Aldana, figura central en este macabro escenario, espera ahora la individualización de su sentencia, programada para el 20 de julio. La justicia, aunque lenta, avanza.

Pero la condena de "El Prins" no es suficiente. La sombra de la duda se extiende sobre otros implicados, rostros aún ocultos en la penumbra de la impunidad. La FGJEM continúa su labor, buscando a los cómplices de esta barbarie. La pregunta que todos se hacen es: ¿hasta dónde llega la red de violencia? ¿Cuántos más participaron en este acto atroz?

El caso de Brayan Isidro no es un hecho aislado. Es un reflejo de la violencia que, lamentablemente, se ha enquistado en algunas instituciones educativas. La Normal Rural de Tenería, otrora símbolo de formación y esperanza, se ve ahora manchada por la sangre de uno de sus alumnos.

La figura de Cenobio “N”, ex director de la escuela, también está bajo la lupa de la justicia. Se le acusa de encubrimiento, de intentar silenciar la verdad, de proteger a los culpables. Su sentencia, aún pendiente, añadirá otra pieza a este complejo rompecabezas de dolor e impunidad.

¿Qué falló? ¿Dónde estaban las autoridades escolares cuando Brayan pedía auxilio? El representante legal de la escuela habló de protocolos contra el bullying, de rondines permanentes. Palabras vacías que no lograron proteger la vida de un joven.

El testimonio de los testigos, que presenciaron la brutalidad del ataque, es escalofriante. Describen a Saúl Adán golpeando a Brayan con saña, incluso cuando otros intentaban detenerlo. Una imagen que quedará grabada en la memoria colectiva, un recordatorio de la fragilidad de la vida y la necesidad urgente de erradicar la violencia en todos los ámbitos.

El 20 de julio se escribirá un nuevo capítulo en esta dolorosa historia. La sentencia de Saúl Adán Barrios Aldana marcará un precedente, pero la lucha por la justicia no termina aquí. La búsqueda de la verdad, la identificación de todos los responsables y la implementación de medidas efectivas para prevenir futuros actos de violencia son los desafíos que quedan por delante. El recuerdo de Brayan Isidro debe ser un llamado a la reflexión, un impulso para construir un futuro donde la educación sea sinónimo de seguridad y respeto.

Fuente: El Heraldo de México