
17 de julio de 2025 a las 09:05
¿Fiesta o reflexión? El futuro legal
El pasado 12 de julio celebramos el Día del Abogado en México, una fecha que nos invita a reflexionar sobre la evolución y los retos de esta profesión crucial para nuestra sociedad. Desde su origen en 1533 con la primera cátedra de derecho, la abogacía ha experimentado una transformación profunda, pasando de ser un campo dominado por hombres a uno donde las mujeres tienen una participación cada vez más relevante. Esta conmemoración, instaurada en 1960 por el presidente Adolfo López Mateos, es una oportunidad para reconocer la labor de quienes se dedican al derecho y para analizar los desafíos que enfrenta en la actualidad.
Si bien el gremio jurídico se congratula por el reconocimiento a su profesión, es innegable que existen desafíos significativos. El acceso a la justicia, la defensa de la democracia, la perspectiva de género y los derechos humanos son temas urgentes que requieren la atención de los profesionales del derecho. Además, la creciente complejidad del mundo actual exige que la abogacía se adapte a nuevas realidades, incorporando conocimientos de otras disciplinas como la neurociencia, el bioderecho y la inteligencia artificial. Estos desafíos no se limitan a la práctica, sino que también impactan la enseñanza del derecho, que a menudo se centra en la memorización de leyes y olvida el aprendizaje crítico y la reflexión profunda.
Tradicionalmente, el derecho se consideraba autosuficiente, ajeno a la moral y otras disciplinas. El estudio se basaba en la revisión y memorización de leyes, lo que perpetuaba la idea de que el derecho era sinónimo de ley. Esta visión limitada ha dado lugar a normas erróneas, incluso contrarias a los derechos fundamentales, como las que prohibían el matrimonio entre personas con discapacidad. Afortunadamente, la jurisprudencia ha evolucionado, como lo demuestra la invalidación en 2020 por la Suprema Corte de Justicia de la Nación de un artículo del Código Civil de Guanajuato que limitaba el matrimonio de personas con discapacidad intelectual. Este avance reconoce el derecho de estas personas a la igualdad, la no discriminación, la familia y su propio proyecto de vida.
Otro ejemplo de la evolución del derecho es la tipificación de la violación conyugal como delito. En el pasado, se consideraba un abuso de los derechos derivados del matrimonio, pero no un delito en sí mismo. La concepción del matrimonio como una institución solemne para la perpetuación de la especie justificaba estas "exigencias" entre cónyuges. Sin embargo, la judicatura constitucional ha reconocido que se trata de un acto de violencia que debe ser sancionado, independientemente de la relación entre el agresor y la víctima.
Estos ejemplos ilustran cómo la profesión jurídica ha trascendido la simple aplicación de leyes. Hoy en día, implica la interpretación de la ley (jurisprudencia), el análisis de las normas jurídicas, la comprensión del hecho social y el estudio de la doctrina. La abogacía se ha convertido en una ciencia que requiere un enfoque multidisciplinario.
Es importante distinguir entre "abogacía" y "derecho". Mientras que el derecho es el campo de estudio, la abogacía se centra en la práctica, especialmente en el litigio. El abogado o abogada "aboga por alguien", defiende sus intereses ante los tribunales, fiscales o ministerios públicos. Si bien la licenciatura en derecho es un requisito para ejercer la abogacía, no es suficiente. La abogacía implica una dimensión práctica y procesal que va más allá del conocimiento teórico.
En México, la mayoría de las universidades otorgan el título de licenciado en derecho, mientras que algunas utilizan la denominación de abogado. Sin embargo, la profesión jurídica ofrece una amplia gama de posibilidades, desde el litigio hasta la asesoría, la consultoría y la investigación académica. El derecho se divide tradicionalmente en público y privado, lo que da lugar a diferentes ámbitos de práctica, como la judicatura y la asesoría empresarial.
En conclusión, el derecho permea todas las relaciones sociales, garantizando el bien común, el orden social y la convivencia. Ante los desafíos actuales, la abogacía debe emprender una ruta de transformación para seguir honrando esta noble profesión. Es necesario un enfoque crítico, multidisciplinario y comprometido con la justicia, la igualdad y los derechos humanos.
Por Fabiola Martínez Ramírez
Directora del Departamento Regional de Derecho, Tec de Monterrey CDMX
MAAZ
Fuente: El Heraldo de México