¡Increíble! Las imágenes que llegan desde Nanjing, provincia de Jiangsu, son impactantes. Una tranquila tarde de compras se convirtió en una auténtica pesadilla acuática cuando un conducto de incendios decidió, sin previo aviso, liberar un torrente de agua y lodo dentro de una tienda de ropa. Imaginen la escena: empleadas, clientes, perchas, maniquíes, todo flotando en un mar de agua sucia.

El video de seguridad, que ya circula por todas las redes sociales, muestra el momento exacto del colapso. Primero, un pequeño goteo, casi imperceptible. Luego, un chorro cada vez más potente que rápidamente inunda el suelo de la tienda. Las trabajadoras, en un acto reflejo, intentan contener el agua con lo que tienen a mano: cubos, trapeadores, incluso sus propias manos. Una lucha valiente, pero inútil contra la fuerza de la naturaleza… o mejor dicho, contra la fuerza de una tubería defectuosa.

La desesperación se apodera de la escena. Las empleadas, empapadas de pies a cabeza con agua que, a juzgar por su color y consistencia, parece provenir de las profundidades de la tierra, resbalan y caen una y otra vez entre la mercancía. El sueño de cualquier amante de la moda convertido en una auténtica película de terror. Vestidos, pantalones, blusas… todo nadando en un cóctel de agua, lodo y, probablemente, quién sabe qué otras sustancias. ¡Una verdadera tragedia para la dueña del negocio!

Pero la historia no termina ahí. Una señora mayor, ajena al caos inicial, se encontraba tranquilamente en los probadores. Imaginen su sorpresa al salir y encontrarse con ese panorama dantesco. El video la muestra tambaleándose, luchando por mantener el equilibrio en el suelo resbaladizo, cayendo varias veces en su intento por escapar del diluvio. Una situación angustiante, especialmente para una persona de su edad.

Lo que más llama la atención es la reacción de las personas presentes. Mientras algunas intentan ayudarse mutuamente, otras, presas del pánico, piensan solo en salvarse a sí mismas. Una de las empleadas, tras caer, intenta volver para ayudar a su compañera, pero esta última, ya en pie, decide huir por su cuenta, dejando a su compañera a su suerte. Una imagen que nos hace reflexionar sobre la solidaridad en momentos de crisis.

Las autoridades locales ya están investigando las causas de este incidente. ¿Fue un fallo en el mantenimiento? ¿Una construcción defectuosa? ¿Simplemente mala suerte? Lo que sí es cierto es que este incidente pone en evidencia la importancia de la revisión y el mantenimiento adecuado de las infraestructuras, para evitar situaciones similares en el futuro. Mientras tanto, la tienda de ropa en Nanjing se enfrenta a una ardua tarea de limpieza y reconstrucción, y a la incertidumbre de cómo recuperarse de esta inesperada inundación. ¿Conseguirá la dueña reponerse de las pérdidas? ¿Volverán las clientas a confiar en la seguridad del establecimiento? Solo el tiempo lo dirá.