
17 de julio de 2025 a las 12:50
Camina hacia la súper longevidad
Durante años, la cifra mágica de 10.000 pasos diarios ha resonado en nuestras mentes como el santo grial de la salud. Nos hemos obsesionado con las pulseras de actividad, con las aplicaciones que cuentan nuestros movimientos, con alcanzar ese número redondo que nos prometía una vida más larga y saludable. Pero, ¿y si todo este tiempo estuviéramos persiguiendo una quimera? El reconocido cardiólogo y genetista Eric Topol, en su más reciente publicación y en su newsletter Ground Truths, nos invita a replantearnos esta obsesión y a mirar más allá de la simple cuantificación de pasos.
Topol, basándose en investigaciones de vanguardia y en el testimonio de expertos como Euan Ashley de la Universidad de Stanford, desmonta el mito de los 10.000 pasos y nos presenta una visión más holística y, en definitiva, más efectiva para alcanzar el bienestar. No se trata de abandonar el movimiento, sino de entender que la clave reside en la calidad y el tipo de actividad física, más que en un número arbitrario.
El ejercicio, afirma Topol haciéndose eco de las palabras de Ashley, es “la intervención médica más potente conocida”. De hecho, Ashley, uno de los líderes de MoTrPAC, una iniciativa que investiga a fondo el impacto del ejercicio en la salud, va más allá al afirmar que “un minuto de ejercicio te compra cinco minutos de vida extra”. Imaginen el poder de esa afirmación. Cada minuto invertido en cuidar nuestro cuerpo, en moverlo, en activarlo, se traduce en un retorno invaluable para nuestra salud y longevidad.
Y la cosa se pone aún más interesante. Si en lugar de ejercicio moderado hablamos de ejercicio de alta intensidad, la recompensa se multiplica. “Un minuto te daría siete u ocho minutos de vida extra”, revela Ashley, basándose en un estudio de gran envergadura que abarcó a medio millón de personas. Esta información, compartida en una conversación con Topol en Substack, nos abre un panorama fascinante sobre el potencial del ejercicio de alta intensidad para prolongar y mejorar nuestra vida.
Incluso el estudio del Biobanco del Reino Unido, que inicialmente popularizó la regla de los 10.000 pasos, encontró que el menor riesgo de mortalidad se situaba en un rango entre 9.000 y 10.500 pasos, sugiriendo que la cifra mágica no es tan precisa como se creía. Además, se observó una protección contra la demencia con una dosis diaria de hasta 9.800 pasos, especialmente si se realizaban a alta intensidad o cadencia.
Entonces, ¿qué debemos hacer? La respuesta, según Topol y Ashley, es sencilla: dejar de obsesionarnos con los números y concentrarnos en la calidad del movimiento. Incorporar a nuestra rutina diaria actividad física que nos active, que nos haga sudar, que nos rete. No se trata de dar 10.000 pasos paseando tranquilamente, sino de encontrar actividades que nos estimulen y nos fortalezcan. Bailar, correr, nadar, practicar un deporte, subir escaleras… las opciones son infinitas. Lo importante es movernos con intención, con energía, con consciencia. Cada minuto cuenta, cada movimiento suma.
Dejemos atrás la tiranía de los 10.000 pasos y abracemos una visión más integral y efectiva del ejercicio. Nuestro cuerpo nos lo agradecerá con una vida más larga, más saludable y, sin duda, más plena.
Fuente: El Heraldo de México