
17 de julio de 2025 a las 21:50
Adiós Fidel y Che: ¿Nuevo hogar para las esculturas?
En un giro inesperado en la narrativa urbana de la Ciudad de México, la propuesta de reubicación de las esculturas de Fidel Castro y Ernesto "Che" Guevara ha generado un intenso debate público. La chispa que encendió la polémica fue la decisión de la alcaldesa de Cuauhtémoc, Alessandra Rojo de la Vega, de retirar las figuras del "Monumento Encuentro" en el Jardín Tabacalera, argumentando la falta de permisos para su instalación en 2018. Sin embargo, la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, ha intervenido en la controversia, sugiriendo una alternativa: "¿Por qué no la entrega y la ponemos en otro lado?".
Esta declaración ha abierto un abanico de interpretaciones y reacciones. Por un lado, se argumenta que la reubicación representaría una forma de preservar un momento histórico, independientemente de la postura política que cada individuo tenga respecto a las figuras representadas. Se subraya la importancia de contextualizar las esculturas dentro de la compleja relación entre México y Cuba, dos naciones unidas por lazos históricos, culturales y políticos que han trascendido décadas. La presencia de estas figuras en el espacio público, se argumenta, podría ser vista como un testimonio de esta intrincada relación.
Por otro lado, críticos de la propuesta señalan la problemática de normalizar la presencia de figuras asociadas con regímenes controversiales. Se cuestiona si la reubicación implica una validación implícita de las acciones y ideologías de Castro y Guevara, y si esto envía un mensaje contradictorio en una sociedad que busca consolidar los valores democráticos. Se plantea la necesidad de una reflexión profunda sobre el significado de los monumentos en el espacio público y el impacto que estos tienen en la memoria colectiva.
El precedente de la reubicación de la estatua de Cristóbal Colón, mencionado por la propia Sheinbaum, añade otra capa de complejidad al debate. La remoción de Colón, impulsada por demandas de grupos indígenas que denunciaban la glorificación del colonialismo, se contrapone ahora con la propuesta de reubicar –no remover– las estatuas de Castro y Guevara. Esta aparente contradicción alimenta la discusión sobre los criterios que deben guiar las decisiones en torno al patrimonio cultural y la memoria histórica. ¿Qué figuras merecen un lugar en el espacio público? ¿Quién decide qué narrativas históricas se visibilizan y cuáles se silencian?
La situación actual del "Monumento Encuentro", desprovisto de sus figuras centrales, se convierte en un símbolo de la tensión entre diferentes visiones del pasado y del futuro. El vacío que han dejado Castro y Guevara se llena ahora con interrogantes sobre la identidad, la memoria y el significado del espacio público en una sociedad en constante transformación. El debate, lejos de concluir, apenas comienza, y promete seguir generando reflexiones y controversias en los días venideros. La reubicación de estas figuras, de concretarse, sentaría un precedente importante en la gestión del patrimonio cultural y la memoria histórica de la Ciudad de México.
Fuente: El Heraldo de México